De oficio golfa
Fecha: 17/04/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... joven dentro de sus mejillas fue hacia él avanzando a gatas sobre la cama. Sin darle tiempo de reflexión así mismo lo besó. Fue la primera vez que Mauricio probara el sabor de su propia esperma y no le asqueó, dada la calidad de la transmisora.
Siendo toda una maestra en ello, Nila fue conduciendo al chico por los caminos del placer.
“Ya estoy bien mojadita mi amor, ya es hora, ya dámela”, le dijo acariciándolo del cabello como si de un cachorro se tratara.
Mauricio siguiendo sus indicaciones le había estado lamiendo su “pepa” con el fin de darle placer y a la vez lubricarla para su prometido ingreso. Se le despegó sonriendo (obviamente teniendo en cuenta lo que vendría).
Carolina como única espectadora, miraba a la pareja sentada frente al tocador.
“Bájate más”, tuvo que indicarle Nila, pues dada la inexperiencia del muchacho no había apuntado bien al acceso femenino. Ella lo recibía recostada, con las piernas abiertas y flexionadas, una pose convencional y sencilla para que él no tuviera problemas durante su primer ingreso. Una vez halló camino el pene de Mauricio resbaló por primera vez en una vagina, inaugurando así su desempeño sexual. A pesar de ser su vez primera el chico se mantuvo en ese mete y saque instintivo por bastante tiempo. Nila lo animada llamándole “cogelón”.
Esa no sería más que la primera de otras ocasiones que “educaría” al joven en el ámbito sexual.
“Esta es mi posición favorita”, mientras se le montaba a manera de vaquerita ...
... invertida.
Ella bien sabía que así lo excitaría demasiado pues sus nalgas quedaban ante su vista y al alcance de sus manos.
“Válgame Dios”, pareció decir Mauricio por la expresión de su mirada, mientras veía como entraba su propia hombría a través del canal femenino. Y es que el panorama ante él expuesto era aún más placentero que el la vez anterior. Esas tremendas nalgas se veían hermosas y estaban ahí delante, sobre él, subiendo y bajando, subiendo y bajando, en un movimiento hipnotizador que de sólo verlo provocaba el mayor de los deleites; adicionalmente sentía el delicioso estrechamiento de las paredes interiores de su montadora, y ya novia, Nila.
Según ella ya eran novios lo que a Mauricio le hacía la felicidad. Él no era uno de esos que sólo se la querían coger, la quería para esposa y madre de sus hijos. Dada su inexperiencia e ingenuidad no podía verla de otra forma.
“Son estupendas”, dijo Mauricio mientras se asía de las enormes mejillas traseras que le eran inabarcables.
La dama que lo montaba sonreía pues bien sabía que lo tenía donde lo quería. Lo siguiente fue colocarle aquellos dos mofletes de carne encima del rostro del cual no se levantaba sino hasta casi ahogarlo.
La asfixia sentida era el mayor de los éxtasis para el joven imberbe quien apenas librado de aquello deseaba más.
Nila lo tenía dominado y era momento de dar el siguiente paso.
“Creo que es hora de que me presentes con tu mamá”, le dijo.
Y por supuesto que Mauricio, ...