1. Maratón de madre e hijo


    Fecha: 24/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos

    Yo entreno casi todos los días con mi madre, somos aficionados al running, principalmente ella, después de cumplir 40 años se puso obsesiva con su cuerpo. Mi padre mucho mayor que ella todo lo contrario, es un empresario que disfruta de los placeres de una vida burguesa, gracias a eso casi nos ignora y se mantiene alejado. Yo con mi madre vivimos en un piso de un edificio y mi padre aunque no está separado de mi madre vive en una casa fuera de la ciudad.
    
    Después de terminar mis estudios y sin tener necesidad de buscar trabajo en forma inmediata, mi padre no tiene ningún problema en mantenernos, pasaba casi todo el día en casa con mi madre ya que mis amigos empezaban a encontrar trabajo y empezábamos a vernos cada vez menos.
    
    Mi madre se llama Mariela y ahora tiene 43 años, yo soy Gabriel y tengo 22 recién cumplidos. Realmente parecemos hermanos, yo casi diría que ella está en mejor forma física que yo, su resistencia al cansancio es increíble, corremos 15 kilómetros diarios y ella casi siempre continua en casa con complementos de aparatos. Tiene unas piernas increíbles, la cola y la cintura de película, las tetas se fueron achicando con el entrenamiento pero siguen firmes y abultadas.
    
    Un día nos encontrábamos corriendo por un parque en una mañana templada y vemos varios afiches promocionando una maratón que se correría en la ciudad, daba fecha de inscripción a la misma y el lugar para hacerlo, que era una oficina municipal cercana.
    
    Cuando llegamos a casa el ...
    ... tema era el maratón, ella se había entusiasmado con entrar a la competencia, aunque no era para ganar sino para demostrar que ella podía terminarla. Enseguida me propuso que la acompañe en la hazaña. En principio yo dude, pero no tardó en convencerme.
    
    Quedamos que al otro día después de correr íbamos a pasar por la oficina municipal e inscribirnos.
    
    Ese día mi madre no dejaba de hablar del maratón, de cómo entrenaríamos y como sería la mejor forma de encarar el desafío. Estaba con más ánimo que nunca. Corrimos los 15 kilómetros como nunca antes, hicimos el mejor tiempo de todos los anteriores, ni siquiera nos amedrento el calor agobiante de esa mañana. Sudados de pies a cabeza decidimos encarar el trámite de inscripción.
    
    Llegamos con 38ºC a la oficina, había varios corredores tomando las planillas de inscripción, muchos de los cuales muchas veces cruzábamos en nuestro entrenamiento. Uno de ellos era un tal Alberto, un hombre de unos 60 años, menudo y muy flaco, nos empezó a contar de los maratones de los que había participado, de cómo encararlos, de la importancia de hidratarse y cómo y de la forma de mantener un ritmo. Una charla entretenida mientras esperábamos que nos atiendan.
    
    Mientras estábamos en la fila nos dimos cuenta que todos o la mayoría llevaba una hoja en la mano, pero realmente no le dimos importancia. Esperamos cerca de media hora hasta que nos toca el turno.
    
    Una empleada joven vestida de brillantes colores nos recibe y nos da una planilla para ...
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