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De cómo me follaron en la oscuridad de las catacumbas
Fecha: 30/04/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Amanda747, Fuente: CuentoRelatos
Quienes hayan leído mi relato sobre mi trío con mi ex novio Vicente y su amigo Rodrigo ya sabrán que dejamos pendiente una salida al monasterio del Desierto de los Leones. El lugar es una monada, un monasterio de la orden de los Carmelitas Descalzos construido en 1606. Se ubica en medio de un espeso bosque arriba de las montañas que bordean la ciudad de México y el clima allí es bastante frío (3700 metros sobre el nivel del mar) y húmedo. Los chicos decidieron invitarme allí un martes por la mañana por lo que habría muy poca gente. El lugar es bastante bien conocido y se llena los fines de semana, para los planes que nosotros teníamos eso no funcionaba y decidimos ir un martes faltando a nuestros cursos universitarios. Ese día la ciudad amaneció con fuertes lluvias y bastante frío, lo cual arruinó mis planes de llevar un short de jeans raído y una playerita de tirantes que al caminar y vista de perfil deja entrever gran parte de mis tetas hasta el inicio de los pezones. Decidí retar al destino y al final me puse ese short, que oculte con un pantalón de jeans normal y un suéter de lana con cuello de tortuga. Si el tiempo mejoraba podría deshacerme de mi ropa de frío y quedar expuesta para provocar a los chicos. Todos sabíamos a qué íbamos y en dónde lo haríamos pero nadie decía nada. Había cierta tensión en el carro mientras atravesábamos la carretera internándonos en el bosque. Llegamos como a las diez de la mañana y saliendo del coche nos dirigimos a uno de los ...
... restaurantes del rumbo a desayunar y saborear un exquisito café de olla con canela para hacer los cuerpos entrar en calor. La neblina era ya espesa cuando entramos al monasterio y nos dirigimos a donde los tres sabíamos que iríamos: a las catacumbas del monasterio. Antes de entrar nos fumamos un porro que hizo Vicente y yo me dirigí al tocador. Allí me bajé los jeans quedándome sólo con el short raído de jean y el pantalón me lo guardé en la mochila escolar que llevaba. El suéter me lo dejé pues el frío si bien no intenso sí calaba. Con los sentidos embotados y los ojos rojos salí del tocador y me encamine hacia los chicos. La cara que pusieron los chicos al verme se iluminó cuando me vieron. -Te ves buenísima pinche Amanda -dijo Vicente. -No te la vas a acabar, te vamos a dar hasta por las orejas allí adentro -dijo Rodrigo. Mi vagina ya estaba segregando y pulsando al tiempo que sentía maripositas revoloteando en mi estómago. El momento y el lugar parecían los de una película gótica. Me sentía casi como una sacerdotisa que se ofrecía en holocausto ante un par de pervertidos monjes. Era el cordero que sacrificarían mientras invocaban a Eros y con sus dagas afiladas penetrarían mis entrañas. Entramos a las catacumbas a tientas, la entrada era bastante resbalosa por el lodo de la lluvia y, tomados de las manos los tres, yo en medio, avanzamos hacia la penumbra de las catacumbas. Apenas dejamos atrás el último haz de luz del exterior comencé a sentir las manos de ...