1. De mis vacaciones con la tía Bertha (Parte III)


    Fecha: 01/05/2023, Categorías: Transexuales Autor: Dann24, Fuente: CuentoRelatos

    Una vez que terminamos de desayunar, la tía me prestó un mandil. Acabó por explicarme cómo funcionaba la lavadora, como planchar y como le agradaba que se aseara su casa. Cuando comprendí todo, dijo que tendría que salir un rato, pero que a su regreso traería algunas sorpresas.
    
    Yo empecé a hacer las labores del hogar. De cuando en cuando bailaba con la escoba y contoneaba mis caderas. Me sentía dichosa, sexy, libre. Cada vez que pasaba frente al espejo miraba a una chica hermosa que gustaba de serlo. Y pensé que, de ser el resto de mi vida así, bien valdría la pena estar dispuesta a desafiar los convencionalismos de una sociedad aún prejuiciosa como la mexicana.
    
    Aún tenía el problema de una erección que parecía permanente, y aunque no me desagradaba, convenía con la hermana de mi mamá en que había que hacer algo al respecto, porque en cualquier momento debería salir a la calle y sería muy vergonzoso que alguien notara mi dulce secreto. Con todo, y como dije, confiaba en la tía Bertha, y sabía que ella iba a conseguir la forma de evitar que se notara.
    
    Así paso buena parte del día, hasta que ella volvió por la noche. Al verme, vio su estancia limpia y arreglada y sonrió.
    
    -Así me gusta sobrina- dijo, en lo que ponía un paquete grande sobre la mesa del comedor.- así lo harás de ahora en adelante.
    
    -Qué bueno que te agradó. Me esmeré mucho.
    
    -Perfecto nena. Por eso te he traído unos premios- sostuvo mientras desenredaba la cuerda en que se estaba el contenido. Sacó ...
    ... de ahí un pequeño tubo rígido de plástico que tenía un broche sellado por medio de una llavecita. Lo sostuvo y me lo entregó, al tiempo que agregaba: ten, póntelo.
    
    -¿Qué es?
    
    -Es un implemento de castidad. Te lo pones en tu penecito, y cada vez que quiera pararse, este instrumento se lo impedirá. Y encima de él va esto -dijo y mostró un pequeño cojín en forma de triángulo que terminaba en una rayita en medio de un vértice.- así podrás usar leggins ya que esto simula los labios vaginales.
    
    Yo veía todo eso con extrañeza. Pero si, hacia sentido para poder andar sin miedo por la ciudad. Todavía no me hacía a la idea de guardar mi pene, pero debería probar, que por algo mi tía se había tomado la molestia de comprármelos.
    
    -Y aún no termina. Esto también te será útil- declaró con un dejo de triunfo en su voz.- era una cánula con su bolsa para hacer enemas, y una caja de tampones.
    
    -¿Y esto?
    
    -Con eso te vas a lavar muy bien tu anito señorita. Y después te vas a introducir un tampón.
    
    Ahí sí que dudé. Una cosa era vestirme de mujer, pero meterme cosas ya significaba ir demasiado rápido para mí.
    
    -Lo siento tía. Creo que esto lo dejaremos para después. -aventure una disculpa sencilla pero firme.
    
    Ella me tomó de los cabellos con fuerza inusitada. Acercó su cara a la mía y, con un violento movimiento, tomó mi mentón con su ruda mano izquierda. Así sometida, me miró fijamente a los ojos y explicó con mucha lentitud:
    
    -Mira muchacha estúpida. Tú harás lo que yo te ...
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