1. De mis vacaciones con la tía Bertha (Parte III)


    Fecha: 01/05/2023, Categorías: Transexuales Autor: Dann24, Fuente: CuentoRelatos

    ... ordene, que no he gastado dos pesos en ti. Vamos a hacer ahora mismo lo que te he mandado, y si te niegas de nuevo, sabrás quien es la tía Bertha enojada. ¿Has entendido?
    
    -Si... si tía. Lo entendí.
    
    -Ok. Vamos al baño- dispuso sin soltarme del cabello. Al llegar ahí dijo:
    
    -Quítate la falda y los calzoncitos. Luego te pones en cuatro puntos en el suelo y paras tu gran trasero.
    
    Yo le obedecí entre lágrimas. Supuse que ella me había traicionado, y que este plan era para que evitara en lo sucesivo ponerme prendas femeninas. Y entonces lleno la bolsita del enema con agua tibia, tomó la manguera y la dirigió hacia mi recto. Lo metió de golpe con una estocada que si me dolió un poco, y empezó a verter agua por mi orificio anal.
    
    -Aguanta lo más que puedas. Ya llevo la mitad de la bolsa- dijo ella mientras yo sentía que mi recto y mi pelvis se iban hinchando ante el líquido que me iba llenando.
    
    -Ya tía. Por favor. Ya- suplique entre sollozos, pero ella solo se rio.
    
    -¿Querías ser una mujercita? Bien. Este es el primer pago por tu deseo.-sostuvo en lo que la bolsa finalmente se vaciaba.
    
    Yo ya quería expulsar todo, pero la tía me agarró nuevamente del cuello y soltó:
    
    -Espera solo un poco más.
    
    Hice como me pidió, aunque las lágrimas siguieron cayendo hasta el piso de aquel baño. Entonces me sentó en la tasa y ...
    ... dijo:
    
    -Ahora si, sácalo todo.
    
    Yo liberé mi esfínter, y con gran velocidad salió toda el agua que me había entrado junto a otros restos.
    
    -Muy bien señorita, así es como las mujeres vamos al baño: sentaditas.
    
    -Si Señora- alcance a decir entre temblores. Porque repentinamente me había dado frío y sobre todo miedo.
    
    -Muy bien Daniela. Ahora quiero que te vuelvas a poner en la posición de antes: con tus nalgas expuestas hacia mí.
    
    Así lo hice, y entonces sentí que algo me estaba entrando por mi culito.
    
    -¿Que me estás haciendo? -alcé la voz, sobresaltada.
    
    -Te estoy colocando un tampón. Y no me grites o será peor. - dijo a la vez que me iba introduciendo aquel intruso. Y cuando hubo entrado todo, ella solo me abrazó un poco (¿Con cariño tal vez?), me dio una toalla para secarme, mi ropa interior y un bonito camisón de encaje negro.
    
    -¿Aprendiste cómo hacer todo esto?- preguntó de nuevo autoritaria. Porque así lo vas a tener que hacer todos los días mientras vivas aquí. Y por ningún motivo se te vaya a ocurrir quitarte el tampón, porque entonces te irá mucho peor. ¿Entendiste?
    
    -Si señora- contesté automáticamente. Porque sentía que ella, la magnífica tía Bertha, era en realidad un monstruo de bajas y malsanas pasiones.
    
    -Ve a dormir- solicitó. Mañana hay más cosas por hacer.
    
    Esta historia continuará en el siguiente capítulo. 
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