Mi delicioso primer Anal
Fecha: 02/05/2023,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Era la última noche de una amiga mía en la ciudad, y habíamos decidido salir a un bar para pasarla en grande como despedida. Éramos un grupo grande de chicas, y teníamos toda la intención de pasar una noche tranquila y divertida.
Mis amigas habían comprado una ronda de tragos para amenizar la noche, bebimos con prudencia para pasarnos a la pista de baile, donde nos topamos con un par de muchachos que nos invitaban a bailar con ellos. Yo me negué a ir con uno de ellos al inicio, pero ante la insistencia de mis amigas, acabé cediendo.
Eres muy linda. – me susurraba al oído, estremeciéndome.
Le agradecí el cumplido y le pregunté su nombre, y demás detalles básicos de su persona. Fernando era su nombre.
La música estaba algo alta y era muy difícil conversar, por lo que Fernando sugirió salir a tomar aire fresco, yo dudé en aceptar pero tenía curiosidad por lo que me diría y pasaría una vez a fuera, por lo que acabé aceptando.
Nos acomodamos cerca a la puerta del bar, al lado de una columna para no llamar mucho la atención. Fernando sacó un cigarrillo, al cual dio un par de bocanadas antes de ofrecérmelo. Me negué, pues fumar no era de mi total agrado, pero me sentía cada vez más intrigada y excitada por aquel fornido muchacho.
Pronto me observó atento para preguntarme si podría besarme, ya que se encontraba muy nervioso para tomar la iniciativa (…).
Si era verdad o no, no lo sé, pero me bastó para permitirme probar aquellos tentadores labios.
Me besó con ...
... cierta timidez al inicio, para luego empezar a usar su lengua.
Pronto el beso pasó a ser más apasionado, y empecé a sentir las manos de Fernando en mi proporcionado culo.
Tienes unas buenas nalgas. – me susurraba al oído excitándose y poniéndome deseosa de más.
Sin embargo, estábamos en plena vía pública, no había nada que se pudiera hacer, pero Fernando tuvo la idea de escabullirnos a un callejón cercano al bar, nadie pasaba y los que lo hacían no nos prestaban atención.
Entonces metió sus manos bajo mi blusa.
Qué rico cuerpo tienes. – decía mientras mis pezones se endurecían al sentir sus dedos cada vez más cerca – me provoca tocarlo todo …
Ahogué un gemido de placer sin querer pues Fernando había empezado a rozar mis pezones con la yema de sus dedos pulgares, los acariciaba y frotaba para causarme más placer. Me mojaba deseando más de sus caricias, deseando sentir su lengua sobre mis tetas y que me las chupara ahí mismo, en ese callejón desolado.
Fernando frotaba mis pezones hasta que, para desdicha mía, pasó agarrarme el culo. Nos besamos nuevamente con pasión, mientras lo sentía meter sus manos bajo mis bragas para apretar mis redondas nalgas.
Ohh, qué rico … – me repitió entre gemidos para meterme el dedo culo – ¿Así te gusta? … déjame meterte el dedo, así … sí…
Enloquecí.
Su dedo se paseaba en mi raja, entrando y saliendo a libre disposición. Lo sentí entrar en mi ano, perforándolo, mientras él me demoraba con su boca.
No podía gemir, ...