-
Hombre encantador
Fecha: 03/05/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... producía sobre mi irritada concha. Cariño córrete… quiero ver cómo te corres y cómo disfrutas tu propio placer –escuché su voz junto a mi oído una vez se hubo incorporado. Volviendo a cerrar los ojos, suspiré ahogadamente al tiempo que dos de mis dedos se movían a cada paso con mayor velocidad proporcionándome una intensa satisfacción. Así estuve un buen rato revolcándome frente a él, con la vergüenza totalmente perdida y friccionando mi almeja entre lamentos cada vez más audibles, hasta alcanzar finalmente el primero de mis orgasmos. Con los ojos aún cerrados me mantuve inmóvil durante unos segundos disfrutando mi placer hasta acabar allí tirada y completamente relajada y feliz. Tras recuperarme del orgasmo que me había hecho sentir sonreí complacida y le dije musitando apenas: Bésame, cielo… bésame y hazme sentir amada… lo necesito tanto –confesé alargando mis manos hacia él. Elevándose sobre mí me besó recogiendo los temblores de mis labios para luego llevar sus pasos camino del cuello el cual lamió haciéndome estremecer entera. Apartando mis cabellos hacia atrás se apoderó de mi oreja la cual chupó y comió con fruición permitiéndome notar el calor de su aliento. De ese modo la llenó con su saliva y nuevamente mordisqueó levemente el pequeño lóbulo provocando en mí multitud de agradables sensaciones que me hicieron suspirar largamente. Con sus manos recorrió todo mi cuerpo bajándolas y subiéndolas para así poder acariciar a su antojo mis pechos, mis caderas ...
... y mis muslos. Yo también le acariciaba y paseando la mano por su espalda pude notar el sudor impregnando la fina piel del muchacho. La cercanía entre ambos me permitía disfrutar la calidez de aquel cuerpo tan masculino y viril, de aquel cuerpo que deseaba hacer mío del mismo modo que yo deseaba entregarme a él. Sin poder evitarlo lancé un grito desesperado al sentir sus dedos por encima de mi empapada vagina, empezando a proporcionarme aquel dulce tormento que yo tan bien conocía. Jadeando inquieta yo también busqué su sexo encontrándolo excitado pero todavía no en su pleno apogeo. Hazme el amor cariño… por favor, no me hagas esperar más… ¿Quieres que te folle? ¿de veras quieres que lo haga? Vamos pídemelo… quiero escuchar cómo me lo pides –me provocó Jean-Luc con su mirada forzada. Sí fóllame… fóllame muchacho… lo deseo tanto… Cogiéndome las piernas y colocando una de ellas sobre su hombro, acercó el miembro oscuro a la entrada de mi sexo y, ayudado por mi humedad, penetró desapareciendo dentro de mí de una sola estocada. Un grito ahogado escapó de mis labios al sentirme tan llena. Pronto empezó a moverse de forma lenta para poco a poco ir cogiendo ritmo entrando y saliendo de mi interior haciéndome sentir toda su larga humanidad. Yo, agarrada a sus brazos, gemía y jadeaba con la mirada perdida y sin dejar de reclamar mayor velocidad por parte de mi amigo. Jean-Luc, sin decir palabra, sólo hacía que moverse dentro de mí follándome entre los grititos cada vez más ...