Putachas nalgonas (Cap. 6) - Relatos Eróticos

Putachas nalgonas (Cap. 6)

Después de haber verificado el desempeño de las nuevas esclavas domésticas se les ordenó ponerse a trapear después de haber barrido todo el reino estando a 4 patas; se les dio un tiempo límite ya que se acercaba la hora de comer de su Majestad y debían prepararle su comida, poner la mesa antes de que su Majestad se presentara. Ya que eran varias esclavas decidieron repartirse las habitaciones que debían trapear; y así poder terminar esa encomienda a tiempo y así empezar con la preparación de los alimentos para su nueva Ama y Sra.

Al llegar la hora de comer su nueva dueña ya se había preparado la serie de platillos que se le había ordenado preparar para que su Reina eligiera esa tarde. Una vez que su Alteza terminó de comer se dirigió al cuarto principal donde además de tener su trono para disponer las tareas de cada día de sus perras, contaba también con un escritorio donde tenía su computadora y desde ahí ofrecer a las perras que ella consideraba pertinentes poner en renta.

Mientras sus nuevas esclavas en entrenamiento terminaban de levantar de la mesa la vajilla utilizada para posteriormente lavarla y guardarla en su sitio correspondiente, el Ama enviaba a sus clientes de mayor poder adquisitivo un correo para comunicarles que tenía un nuevo lote de mercancía que posiblemente les podría interesar.

El Ama hizo que se presentaran sus nuevas entrenadas y una vez que las tenía postradas adorándole sus delicados pies, les dijo que su entrenamiento se iba a intensificar ...

... acortando sus tiempos de cumplir las tareas; esto con la intención de poder completar su entrenamiento doméstico a la mayor brevedad y así por fin ponerlas a producir ganancias. Su Alteza notificó a las PUTAS que debían reducir tiempos entre cada tarea ya que habían sido ya ofertadas las inútiles y en breve tendrían que ser solicitadas; las entrenadoras respondieron al instante “como usted ordene Majestad, nosotras estamos enteramente a sus pies”

A las perras se les ordenó que solo tendrían 30 minutos para lavar la ropa a mano o de lo contrario tendrían que aplicarles un recordatorio para que sepan que deben ser más eficientes, las esclavas no pudieron hacer otra cosa que no fuera acatar la orden apenas fue recibida, cada una de las esclavas dedicó el poco tiempo que se les asignó para terminar la tarea impuesta; se acercaba el plazo estipulado y faltando solo unos cuantos segundos la última de las perras terminó el ultimo tallón.

Las PUTAS al no tener mucho tiempo para enseñar pero si mucho que abarcar todavía; decidieron dividir tiempos y tareas. Algunas de ellas secarían la ropa mientras que otro grupo plancharía y guardaría todas y cada una de las prendas de su Majestad. Una por una las tareas fueron siendo cumplidas ese día, algunas de ellas tuvieron errores, mismos que se debieron corregir aplicando una ligera descarga al collar para que entendiera la errante que había cometido un error.

La mayoría del tiempo las tareas eran repetitivas día con día, sin embargo ...