Purificación. El despecho de una joven adultera
Fecha: 09/05/2023,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... bien pensaba Puri, demasiado para alguien que odiaba bailar más que nada en su vida.
– Discúlpame mi vida, hermosa mía…. Te he descuidado bastante estos últimos días, dijo Cesar.
Purificación no respondía, se limitaba seguir el ritmo, era un sueño, pero eso no quería decir que lo perdonaba, eso no. – ¿Lo hago bien…? Le preguntó Cesar, como respuesta solo obtiene una mirada fría, desafiante. – Dale las gracias a tu amiga Lidia… ella me enseño y ayudó a ensayar. Estas palabras pusieron los pelos de punta a la casada.
– ¿Qué….? ¿De qué hablas?…
– Hablo de que estuve yendo a escondidas a casa de Lidia, a que me diera lecciones de baile, no sabes lo humillante que fue… No sé si se burlaba de mí porque en verdad lo hacía tan mal o solo se divertía… Es más hoy mismo fui a su casa… me sentía tan nervioso que tuve que ir…, y ahora mírame no lo hago tan mal, dijo Cesar coquetamente, sonriendo como hacía años cuando conquistó a Purificación. – Discúlpame si te dejé sola estos días, quería que todo fuera perfecto, fue lo último que dijo Cesar.
Si en ese momento alguien hubiese preguntado por la peor mujer del mundo Purificación Pagán y de Guillen habría levantado su mano, y hasta se hubiese ofrecido de voluntaria si es que hubiese otra persona más tarada que ella. Cómo pudo pensar que su esposo Cesar pudiera engañarla, había sido una estúpida, había sida más que una estúpida. Cesar le regaló lo mejor que pudo haber pedido y como se lo pagó, revolcándose en esa seudo cama ...
... de una oficina en concesionario de coches del extrarradio. Sus ojos se llenaron de lágrimas, no pudo más y estalló en llanto, quizá ya no había vuelta atrás, mientras bailaba en su camisón negro casi transparente, sin ropa íntima. Estaban tan pegados que el olor corporal del cincuentón, el del alcohol los hubiera detectado César al instante. Ni que decir del vestido rojo, que en la parte de su trasero se notaba una gran macha de semen secándose que había quedado pegado en el asiento y se había fusionado con la tela del vestido. Acertó con ir directamente al aseo y cambiarse con una enjabonada de su cuerpo, ahora olía a jazmín de noche. Solo falló al no ponerse unas braguitas con una compresa, pues desde su vagina comenzó a escurrir un leve río de semen aun tibio. Recorrían sus muslos y ella lo sentía un poco nerviosa, esperaba que César no le pidiera tener sexo esa noche. “Once upon a December”, de fondo seguía sonando “Once upon a December…”.
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Esa noche no hubo sexo con César, él no se lo pidió y ella no se lo ofreció por motivos obvios. Los días se sucedieron tranquilamente, su cuerpo completamente recuperado de la sesión de sexo sin medida de su aniversario… De vuelta a casa pensando en su infidelidad angustiosa se dijo que tenía que hablar con Fernando para acabar con aquello, no sabía cómo hacerlo, pero sí sabía que debía de enfrentarse a él cara a cara. En ese momento dio un volantazo y se dirigió al barrio obrero… Aparcó en el parking de clientes, allí estaba ...