1. Quieres problemas?


    Fecha: 24/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mostré renuente. Ella me dio otro golpe. Por fin le pegué. Ella hizo una mueca de gusto. Le pegaba en las nalgas porque sentía que era el sitio dónde menor daño haría. Pero de rato le daba golpecitos en las tetas, en el culo, la sujetaba del cuello, del cabello. Seguía sobreexcitado. De rato era ya violencia pura, hasta que la violencia máxima se manifestó en una eyaculación que tuve, tan intensa que lo que produjo fue dolor, y por primera vez me quedó claro que mi semen era parte de mí, parte viva de mí que permanecía en ella aun después de habernos separado. Ella gimió también cuando me vine.
    
    Me preguntó que cómo me sentía, le dije que fabuloso. Ella me llamó "Mi Monstruo", lo que no sé como tomarlo. Estaba tendido en la cama, aun sudado. Ella se paró de la cama dichosa. Sacó del frigorífico una jarra que contenía un elixir verde, como pulpa de pepino, pero considerablemente más verde, más oscura. Me dio de beber, el sabor era acedo. Con desagrado le dije que no me gustaba, pero insistió que lo bebiera, que era para revitalizar mi cuerpo, para modificar el efecto del té, y para prepararme para lo que seguía.
    
    Cuando me colocó la venda de nuevo, luego que sólo yo tomé del elixir, empecé a pensar qué era eso que ella llamaba, "lo que seguía". Me llevó caminando por el hotel, llevándome a otra habitación, lo supe porque el lugar al que entramos estaba fresco, casi frío, me sentó en una silla y me ató de las manos y pies. Yo le dejé hacer porque imaginé que se trataba de ...
    ... un juego más atrevido. En cierto modo lo era. Me quitó la venda y vi que estaba a un metro de un muro, que en ese muro, justo frente a mí, habían unas cortinas rojas. Vi que la silla en que estaba se encontraba atornillada al suelo y que en definitiva estaba bastante bien atado.
    
    Ella se puso atrás de mí y comenzó a decirme:
    
    -¿No me preguntas de qué era el licuado?
    
    -Supongo que es seguro lo que me diste de beber.
    
    -Es un licuado de peyote. Mañana tendrás suelto el estomago, eso será normal, pero no será normal que vayas al médico por ello.
    
    Era asombroso todo esto. Haberme dado de beber té de marihuana no era nada comparado con darme licuado de peyote. Haberle pegado mientras le hacía el amor era algo que no provenía de mí. Dejar a mi novia no era algo de mí. Parar a la policía. Ella era además bajita, demasiado para que fuera mi pareja, su tono de piel no es el que me agrada y su cuerpo tan menudito es casi la antítesis de mi gusto, su lengua es para colmo boludita, y sus manos no son como las que me agradan. Es justo lo contrario a mi gusto, y sin embargo esta mujer tan contraria me ha hecho sentir en menos de tres meses una gama de sensaciones que para mí estaban vedadas. No estoy seguro de quedar a su lado, pero por lo pronto es una alternativa de placer que me ofrezco.
    
    Jaló de un cordel y las cortinas se abrieron, quedando una especie de marco, como si fuese una pantalla de televisor de cincuenta pulgadas. Sin embargo el cristal estaba gris. No parecía que ...