1. Un Polvo en el Confesionario


    Fecha: 14/05/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me había apuntado al Congreso de Marcas Lapidarias que se celebraba en Burgos, por cuyas calles ya llevaba vagabundeando algunos días entre cientos de turistas y autóctonos que preferían pasar sus vacaciones en su la ciudad.
    
    El calor era sofocante, y las horas que nos esperaban dando vueltas a los edificios más vetustos de la noble y señorial capital burgalesa, estudiando sus piedras y las marcas que los canteros habían dejado en ellas , no me entusiasmaban en demasía y menos que aquel estirado jesuita de envarada voz me diese el tostón hora tras hora sobre lo signos lapidarios...
    
    El calor hacía que las mujeres fueran lo que yo tomaba, como buen norteño, como que iban medio desnudas y me enseñaran más de lo que yo había visto en toda mi vida en mi tierra, rubicundas nalgas europeas enseñando el perlé de las braguitas a la mínima, escotes ablondados que dejaban ver el dulce “cuenco del recuesto”, en fín que tenía el “tanganillo” a punto de explotar y lo más que había conseguido en tres semanas era que de vez en cuando la patrona de la pensión me la chupase deprisa y corriendo, pues tenía mucho que hacer.
    
    Cambien de pesnión por ver si porogresaba y nada más llegar a la nueva pensión, un hombretón barrigudo y mal afeitado me dio la habitación y las indicaciones pertinentes del baño compartido y el precio, con la orden de "que no se admitían señoritas.... “ A joder a la calle” me había dicho el muy cabrón, sin embargo había una novedad y es que detrás de él corría una ...
    ... cuarentona un tanto ajamonada, que por entre el guatiní de la bata enseñaba a sus espaldas, yo creo que más de lo que su marido le permitía.
    
    Llevaba unos días, y ya se sabe con eso del cambio de hábitos, con la barriga que no funcionaba bien, por cuyo motivo me metí pues en el baño un tanto apretado de retorcijones, y no cerré la puerta con el cerrojo, tras el alivio primero opté por no levantarme del WC y al agacharme un poco para hacer fuerza ví por detrás del lavabo una revista, saqué el papelorio y allí me encontré con un ejemplar de “Cartas Eróticas” las fotos no eran nada del otro mundo pero el texto tuvo la fortuna de reavivar mi fantasía y mi “nabo” que adquirió unas adorables proporciones que pronto empecé a pajear.
    
    En ello estaba , con la revista apretándome los huevos, los ojos cerrados y dándole al bombín cuando sentí que un cálido líquido coronaba la cabeza de mi polla, y allí cuando abro los ojos tras la corrida, resuulta que tengo a la patrona con la bata de boatiné desabrochada, y tal y como dios la trajo al mundo, acercando sus enormes tetazas a mi polla y masajeándome con ellas me llevó tras una clavada en aquella selva de pelos a otra más que excelente corrida, lo más que pude hacerle a aquella arpía era sobarle el “felpudo”, meterle si acaso un par de dedos hasta lo “jondo” del culo y mamarle las tetas; argumentaba para no llegar a más y más veces, que si le alteraba el “ph” de su “chichi” su marido lo descubriría y tendrían la de dios es cristo, ...
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