Espectro sexual
Fecha: 15/05/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... podría haber dentro, pero lo que estaba concluyendo es que allí solo estaba él. No había nadie más.
Un lamento de mujer sonó justo a su espalda.
—¡Joder! —masculló asustado.
Se dio la vuelta de nuevo, pero lo único que encontró fue la apagada chimenea.
Tragó saliva. Sus ojos titilaban como dos pequeños cristales a punto de romperse. Temblaba muy nervioso y hasta notaba el castañeo de sus dientes al chocar entre ellos. No tenía ninguna duda, estaba cagado de miedo y su único deseo era salir de allí. De hecho, no era tan difícil. La puerta estaba al lado. Tan solo tenía que andar un poco, abrirla y salir de allí cagando leches. Tan simple, aunque no iba a ser así. Se hallaba paralizado, incapaz de poder hacer algo.
Se reanimó cuando alguien le acarició suavemente el cuello por detrás. Aquel roce fue delicado, sin brusquedad, aunque lo notó frio, cosa extraña. Se giró con lentitud, temeroso de lo que fuera a encontrar. Cuando la vio, sus ojos se abrieron de par en par.
La mujer era preciosa. Su largo y rizado cabello dorado estaba completamente suelto. Varias hebras le caían por encima de los hombros y el resto caían hacia atrás. Tenía unos labios finos, nariz algo aguileña y los pómulos marcados. Pese a llevar un camisón blanco, se intuía un cuerpo voluptuoso con unas caderas pronunciadas que debían enmarcar un formidable trasero y unos pechos medianos y bonitos. Su piel era blanca, muy blanca, demasiado blanca. Como sus ojos, inertes y sin vida. Sin embargo, ...
... al muchacho le daba igual. Como también se lo daba que en su pecho hubiera ocho orificios humeantes, causados por el disparo de una escopeta, los cuales atravesaron su ropa y su cuerpo, matándola en el acto. Que importaba.
Diego estaba embelesado con ella. Era como si estuviera hechizado. Al muchacho le parecía un ángel recién bajado del cielo. Que tuviera la piel pálida, la mirada desvanecida y los labios agrietados le daba por completo igual. Se hallaba atrapado por su poderoso influjo y no deseaba separarse de ella.
Comenzó a aproximarse. Paso a paso, el chico se fue acercando a la fantasmagórica dama de blanco. En más de un momento, pensaba que debía echarse atrás, pero el deseo era demasiado fuerte como para luchar. Simplemente, siguió su avance hasta quedar frente a la mujer y, justo entonces, la besó.
Cuando sus labios se posaron en los del fantasma, no los pudo sentir. Era como si solo hubiera aire allí. Sin embargo, no tardó en notarlos. Suaves y bonitos, aunque también fríos. Sintió como una intensa sensación gélida penetraba en él. Parecía como si estuviera morreándose con un tempano de hielo. Claro que poco le importaba. El beso lo estaba volviendo loco, haciéndole caer en una adicción maravillosa. Siguió besándola y pudo ver como el cuerpo de la mujer se transparentaba, permitiéndole observar el enorme mueble repleto de libros que tenía enfrente. Se aterró, pero todo se esfumó cuando ella atrapó su lengua y la chupó con avidez. A esas alturas, ya había ...