Espectro sexual
Fecha: 15/05/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... burlona.
—Sí, muy gracioso. —No le gustaba ni un pelo sus frases chorras.
—Venga, no te pongas así —habló conciliador Diego—. Además, ya no queda mucho para llegar.
Estaba en lo cierto. Pese a que la penumbra la hacía difícil de ver, ya se distinguía de forma clara la forma de la casona de dos pisos que fueran los dominios de aquella antigua familia. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Continuaron hasta llegar muy cerca y así, Almudena pudo verla en todo su esplendor.
Grande, espléndida y vieja. El tiempo había pasado y ese antiguo hogar de gente adinerada se había desgastado. Las paredes estaban desconchadas y varias grietas escalaban por varias. Las ventanas se hallaban desprovistas de cristales y de algunas colgaban las contraventanas, pendiendo con amenaza de caer. Las tejas del pendiente techo se habían derribado contra el suelo, dejando el ya desgastado cemento a la vista. La visión resultaba imponente a la vez que escalofriante.
Almudena tragó algo de saliva. Se hallaba muy incómoda y un sentimiento de pánico amenazaba con surgir. Se comenzó a plantear la posibilidad de salir corriendo, pero cuando vio a Diego descolgarse la mochila para rebuscar en ella, concluyó que no podría.
—Oye, ¿tú estás seguro de entrar ahí? —preguntó enmudecida.
Su amigo la miró mientras se hallaba agachado hurgando en la mochila. De dentro, sacó dos linternas y le pasó una al vuelo. La chica la cogió al último momento.
—Si te quieres largar, por mi vale —le dijo ...
... mientras encendía el artilugio lumínico—. Nadie te obliga a que te quedes.
Un haz de luz intensa iluminó su rostro. El chaval cerró los ojos al recibir la súbita ráfaga, aunque no tardó en recuperarse y se dirigió hacia la entrada. Ella también encendió su linterna y le acompañó.
Una vez frente a la puerta, se detuvieron. Almudena la miró. Bajo la refulgente luz de la linterna, pudo fijarse en que, para la edad que tenía, era bastante recia. Se fijó también en que una cadena la mantenía bien cerrada. En un momento dado, notó que su amigo volvía a hurgar dentro de la mochila. Sacó una palanca, lo cual la llevó a concluir como iban a entrar en la casa.
—Ilumina la puerta, por favor.
Le hizo caso. Apuntó y esperó llena de miedo a ver lo que hacía.
Sin dudarlo, el muchacho comenzó a golpear con fuerza la cadena. Tras varios impactos, logró partirla y esta quedó colgando. La puerta se desacopló un poco, señal de que la había logrado abrir. A Almudena se le heló la sangre. No podía creer que estuvieran haciendo semejante locura. Después de esto, Diego asestó una fuerte patada al enorme trozo de madera, logrando abrirlo del todo.
—¡Joer! —exclamó nerviosa la chica.
Su amigo emitió una pequeña carcajada y luego, se volvió para mirarla.
—¿Estás lista?
La respuesta era más que obvia, pero sabía que no podía recular. No deseaba dejar a su amigo solo, no ya por si dentro había fantasmas, sino por si sufría un accidente y no había nadie para ayudarle. Así que, ...