De paso en la ciudad de mi suegra
Fecha: 22/07/2017,
Categorías:
No Consentido
Autor: Fredy Gomez, Fuente: CuentoRelatos
Habían pasado un poco más de 6 meses desde que mi suegra nos había visitado. En aquella visita por error y oportunidad, sin planearlo, había sostenido una relación con mi suegra (ver “Durmiendo con mi mujer y mi suegra en la misma cama”), debo decir que algunas veces me había pasado por la cabeza tener dicha oportunidad, pero jamás la había buscado. Y luego de esa experiencia mi suegra había huido y no tuve la oportunidad de hablar con ella al respecto.
Volviendo al tema, me tocó salir unos días de viaje por motivos de trabajo a la ciudad donde vive mi suegra. Mi mujer al enterarse que iba para allá, compró algunas cosas para enviarle a su mamá. Cosa que me agradó pues la empresa me enviaba a hotel, pero esa era una muy buena excusa para ir a casa de mi suegra y tener la oportunidad de hablar y tal vez recrear lo ocurrido 6 o 7 meses atrás.
Llegado el día, viajé, me instale en el hotel, llame a Nancy (mi suegra) y le dije que estaba en la ciudad. La noté bastante parca, contrariada, no obstante le comenté que Ana (mi esposa) le había enviado algunas cosas, y le dije que si en la noche después del trabajo podía ir a su casa para entregarle la encomienda y hablar un poco. Ella sacó algunas excusas, pero finalmente quedamos a la siguiente noche para tomar un café o comer algo en su casa.
A la noche siguiente, tan pronto salí de trabajar, fui al hotel, recogí el paquete, llamé a mi suegra y le dije que me disponía a ir a su casa. Esta vez se sentía más suelta, más ...
... alegre, hasta desinhibida diría yo. Incluso bromeó diciéndome que ojalá llegara y no me fuera a perder en el camino.
De camino a su casa la cabeza me daba mil vueltas pensando en cómo repetir la experiencia, esta vez de forma premeditada. Pero recordaba que la vez anterior después de lo sucedido no pudimos hablar al respecto y ella buscó la forma de regresar pronto a su casa y esos temas no son para hablarlos por teléfono.
Una vez en su casa me abrió la puerta y me saludo de un beso en la mejilla y no me atreví a buscar sus labios porque no quería forzar nada, pues quería saber primero que opinaba ella de lo sucedido.
Hablamos de muchas cosas irrelevantes, el tiempo pasaba, me ofreció algo de comer, luego un vino tinto y así fue pasando la noche. Ninguno de los dos nos atrevíamos a tocar el tema.
Después de 2 horas y un par de botellas de vino, saque valentía y puse el tema sobre la mesa. Le dije: “Nancy, la vez que estuvimos en el apartamento de Rocío (su sobrina), sucedió algo que a los dos nos gustó. Y quisiera que hablemos al respecto”.
Ella claramente se enojó, me interrumpió y dijo: “Mire Freddy, lo que paso, paso. Y creo que por el bien de los dos es mejor dejarlo en el pasado y olvidarlo. No quiero hablar al respecto”.
Le respondí: “Como quiera Nancy, pero somos dos personas adultas, que tuvieron algo y no veo el problema de hablar y aclarar lo sucedido”.
Me preguntó qué cosa se tenía que aclarar y yo le dije que quería aclararle que no lo había ...