1. Madre e hija (Parte III): Cenando con Elizabeth


    Fecha: 11/06/2023, Categorías: Hetero Autor: Alonso1102, Fuente: CuentoRelatos

    Al día siguiente, lunes, regresé del trabajo y al abrir la puerta de mi departamento me encontré con Daniella que estaba esperándome. Tenía puesta una de mis camisetas. Al verme, se la sacó quedando totalmente desnuda ante mí y vino a mi encuentro.
    
    -Hola, ¿cómo est...?
    
    -Rápido. No tengo tiempo. Mi mamá me está esperando para cenar. -para luego darme un beso.
    
    Creo que desvirgarla hizo salir su lado salvaje. Me comenzó a desabrochar mi pantalón, y de inmediato se puso de rodillas y su boca se fue al encuentro de mi pene que recién estaba despertando. Con fuertes succiones sentí como me pene fue creciendo dentro de su boca y sus manos acariciaban mis testículos.
    
    Ya con mi pene al máximo, fuimos a la cama. Me terminé de sacar la ropa y fui a su encuentro. Ella ya me esperaba echada en la cama con las piernas abiertas y con una mano tocándose su sexo. Me eche sobre ella y comencé a besar sus pechos y dar pequeñas mordidas en sus pezones que hacían que comience a soltar gemidos.
    
    -Métemela, ya no aguanto.
    
    -Shh... espera, con calma.
    
    -¡Métemela!, he estado con ganas desde la tarde. Quiero sentirme tuya otra vez. ¡Métemela!
    
    La miré a los ojos, mientras la iba sujetando con un brazo y mi otra mano la coloqué sobre su boca. Puse mi pene en su entrada. Ella trataba de liberar su boca para seguir hablando cuando de un solo golpe le metí todo mi pene hasta los huevos.
    
    Daniella abrió los ojos al máximo. Mi mano ahogó el grito de dolor que dio. Sus manos trataban de ...
    ... empujarme pero la tenía bien sujeta, su cadera y sus piernas se movían tratando de liberarse de invasor que tenían al medio pero mi peso sobre ella hacía inútil cualquier esfuerzo de liberarse. Sólo le di un par de segundos de pausa y comencé a penetrarla rápido y con fuerza. Sus gritos siempre ahogados por mi mano pronto fueron cambiados por gemidos y sus manos buscaban sujetarse de las sábanas. Liberé su boca. La tuve así por varios minutos cuando se tensó, puso sus ojos en blanco y comenzó a correrse dando fuertes gemidos que se oyeron por todo el departamento. Conforme se fue relajando fui bajando la intensidad de mi penetración para darle un respiro. Pronto había quedado como una muñeca sin fuerzas. La besé y luego busqué sus pechos. Mi lengua iba recorriendo cada espacio de ellos, sus aureolas y pezones recibieron un mucho énfasis. Una fuerte mordida en su pecho derecho la hizo reaccionar.
    
    -Ahora es tu turno. -me dijo.
    
    Se subió encima de mí y dirigió mi pene a su entrada y comenzó a cabalgar por un buen rato hasta que le avisé que ya iba a llegar. Se salió de la penetración y tomó con su mano mi pene y acercó su boca al glande. Comenzó a succionar al mismo tiempo que me masturbaba y su otra mano jugaba con mis testículos. Al poco tiempo le llenaba la boca con mi semen y luego lo dejó caer en su mano y lo esparció por todos sus pechos.
    
    Al poco rato se fue a lavar, se vistió y se fue a su casa despidiéndose con un beso.
    
    Me di un baño y me dispuse a cenar algo ...
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