1. Cogí a mi suegra mientras mi esposa se bañaba


    Fecha: 11/06/2023, Categorías: Incesto Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... (hasta ahora lo creo), que la excitación de esos momentos prohibidos eran un factor muy favorecedor para la catarata de sus flujos vaginales.
    
    Me levanté y me puse, más por costumbre que porque sea necesario, algo de saliva en mi verga y entré en su húmeda vagina. Ella en perrito sobre el sofá, yo de pie tras ella. Yo la empujaba y ella tenía un movimiento rítmico, de sus nalgas y su concha, quizás circular, quizás bailando sin un compás definido, pero maravilloso de sentirlo. La forma en la que contraía su vagina y la acomodaba para que la penetre en diferentes ángulos sin moverme yo, era profesional. Trajo a mi mente a las putas más expertas que había probado, que lo usaban cuando querían que el cliente ya se venga y pasar al siguiente. Pero esta vez, ella se vino, se vino con un ahogado gemido y un torrente de fluidos vaginales que me apresuré en lamer y tomar, para evitar lleguen al sofá.
    
    Yo seguía con la verga dura, ella lo sabía. Pasé mi lengua por su ano y lo encontré dispuesto y muy dilatado, era ...
    ... muy obvio que la señora abría con infinita facilidad su culo. Entré en su culo con la suavidad con la que solía entrar en la concha de mi esposa. En menos de 2 minutos ella volvió a llegar, como le encantaba entregar su culo en 4 patas.
    
    Quise cambiar un poco. La cogí de la cintura y al oído le dije párese señora. Me obedeció, la llevé junto a la puerta del baño y la pegué a la pared, con su mejilla rozándola. Me acomodé detrás de ella y comencé a poseerla por el culo quizás a un par de metros de donde mi esposa se duchaba. Ella volvió a llegar en muy pocos minutos.
    
    Yo sentía mi verga reventar y seguí disfrutándola, hasta que finalmente, en una nueva serie de contracciones para un nuevo orgasmo, ella volvió a llegar y yo con ella. Deje un instante mi verga dentro, hasta que poco a poco la erección fue bajando.
    
    La voltee y sin que ella proteste la besé intensamente. Ella me respondió con avidez. Seguimos así un rato más, hasta que sentimos que la ducha se cerró y supimos que nuestro tiempo había acabado. 
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