La chica tanga
Fecha: 22/06/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Yesska, Fuente: CuentoRelatos
... perrito, bien sujeta de esas caderas tan anchas que tiene, abriendo lo posible ese par de nalgotas de infarto para ver cómo le dejaba ir sus 20 centímetros de gruesa, cabezona y erecta reata, por la estrecha y cremosa panocha de la muchacha. Juraría que escuchaba el golpeteo de sus huevos contra el enorme trasero de la joven, aunado a los gemidos de placer ahogados de ella y el sonido, más parecido a un gruñido, de él. ¿Por qué mi mente recreó esa escena entre ellos en lugar de nosotros? es un misterio.
De pronto, Tony volvió en sí y me preguntó si todo estaba bien, a lo que contesté con un escueto «sí», y lejos de evitar el tema, en automático le comenté: «¿viste que nalgona está la muchacha? Hasta le rebotan de lo grandotas que las tiene, y creo haberle visto la tanguita también. Apuesto a que se te antojó, ¿no? Jajaja», a lo que él respondió con risas nada más. Supongo que quiso aparentar que no vio, pero su bultote lo contradecía. Pasado ese momento, decidimos proseguir con la rutina, ya que aún nos faltaba un gran tramo para llegar a la playa.
Como nos detuvimos por ese instante, ella nos rebasó, así que por unos minutos fuimos tras de ella, y el casi hipnótico movimiento de esos glúteos siguieron siendo un distractor para ambos: él mantuvo, descaradamente, un paso más lento del que suele hacer, ni siquiera disimuló; y a su vez, yo me preguntaba «¿qué tengo que hacer para aprovechar su calentura y que me coja de una vez por todas?». Y así continuamos hasta que ella ...
... se quedó en un mirador, descansando y estirándose un poco, y nosotros nos enfilamos, ya a velocidad normal, hacía nuestro destino, la playa.
Llegando ahí, ambos estábamos sudados. Podía notar el brillo en sus músculos, y mientras hablábamos de cosas irrelevantes, me fui acercando cada vez más a él y ya no pude resistir más y me le abalancé para besarlo. Él no titubeó y me tomó de la cintura con gran fuerza, y bajó poco a poco sus manos hasta apretar con gran deseo mi culo. Yo sentí cómo mi panocha se mojaba aún más, porque lo admito, desde aquella visión había empezado a lubricar, de manera que ya estaba lista para ser penetrada. Por tal motivo, lo tomé de la mano y lo llevé a los baños, pues esa playa es un balneario, y por ser un sábado temprano supuse estaría vacío, y una vez dentro del baño, por la adrenalina de la ocasión omití cerrar la puerta con seguro.
Y sin dilación, y muchas ansias, me giró para darle la espalda, y me inclinó un poco hacia el frente, en el lavabo, donde recargué mis manos, para posteriormente bajar mi minúsculo short, hacer de lado mi tanga y acomodar el hilo en mi nalga derecha, y enseguida abrió mis nalgas y metió su lengua en mi chiquito, cosa que me hizo soltar un sonoro gemido, me valió que fuera un lugar público: era mi objeto de deseo y como niña caprichosa que soy, lo que quiero lo obtengo. Él sólo se despegó de mi orificio trasero para decirme lo rico que le supo y que tenía ganas de hacerme eso desde que me vio en la Uni el día que ...