1. Mete la polla en mi culo a ver que se siente


    Fecha: 10/07/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero soy gorda y eso no gusta a los hombres.
    
    -Eso no le gustará a los muñecos, pero yo soy un hombre, un hombre de los que lo comen todo.
    
    Surgió la curiosa que llevaba dentro.
    
    -¡¿Todo?!
    
    -Todo lo que te puedas imaginar.
    
    De modo despectivo, y antes de darme la espalda, dijo:
    
    -Turistas, comen cualquier cosa.
    
    Compré dos tickets para la noria, volví a su lado, se los mostré y le dije:
    
    -Por estar un rato más contigo hago lo que sea.
    
    -Guárdalas -me volvió a dar la espalda-. No eres mi tipo.
    
    Un joven me puso una mano en el hombro, me giré y dijo:
    
    -Deje en paz a mi esposa, caballero, a no ser que ande buscando pelea.
    
    Me quedé de piedra, la muchacha estuviera jugando conmigo.
    
    Dos días después, vistiendo un traje de color marrón con rayas negras y con mis zapatos negros brillando más que una estrella entré en un restaurante para cenar. Vi a la chica de la noria comiendo en una mesa con su marido. La miré, me miró fugazmente y siguió hablando con él.
    
    Al rato ya estaba cenando y bebiendo un vino tinto que dejaba mucho que desear. Yo no le quitaba el ojo de encima y ella lo sabía, ya que me miraba, siempre fugazmente y después le sonreía a su marido. Cuando me fui del restaurante la muchacha y el joven quedaban tomando café.
    
    El tercer encuentro fue en plena calle. Iba a pasar de largo, pero se detuvo delante de mí y me dijo:
    
    -Parece que estamos condenados a encontrarnos.
    
    -Eso parece, si no tuvieras marido te invitaba a cenar.
    
    -Yo no lo ...
    ... veo por ninguna parte.
    
    Vamos al turrón.
    
    Sin saber su nombre supe que había debajo de sus ropas, unas tetas gordas con areolas rosadas que mis manos amasaban y unos pezones desafiantes que mi lengua aplastaba. Estábamos desnudos encima de la cama de mi hotel. Abrió las piernas de par en par. Mi lengua en lento descenso hacia su coño lamió su monte de venus y sentí el picor de los pelillos que haría tres o cuatro días que no afeitaba, luego lamí el coño de abajo a arriba, me tragué sus jugos salados y después le clavé la lengua dentro de la vagina, para acto seguido apretar mi lengua sobre su clítoris, lamer de abajo a arriba, meter dos dedos dentro de su coño y acariciar con ellos su punto G. Al rato una corrida mojó mis dedos, su vagina los apretó, y temblando, me dijo:
    
    -¡Me vengo!
    
    Quité los dedos y bebí de ella hasta que terminó de descargar... Luego subí besando su cuerpo hasta llegar a su boca, volví a besar sus frescos labios, unos labios pintados de rojo que hacían juego con los vaginales. Cogió mi polla y la meneó mientras nuestras lenguas se hacían amigas. Después subió encima de mí, la metió hasta el fondo de su coño empapado, y me dijo:
    
    -Te voy a matar a polvos.
    
    -Lo dudo.
    
    Se inclinó, me volvió a besar y follándome, me dijo:
    
    -Estás casado, ¿verdad?
    
    -¿En qué se me nota?
    
    -En lo bueno que eres en la cama.
    
    -¿Saber que estoy casado te da morbo?
    
    Se incorporó y posó sus manos sobre mi pecho.
    
    -¿Por qué lo preguntas?
    
    Le eché las manos ...