1. El viejo conserje (Capítulo I)


    Fecha: 15/07/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: drwite, Fuente: CuentoRelatos

    ... de una casita alejada de los edificios y escondida por árboles, no pude evitar desear que él estuviese ahí.
    
    Con mi mano temblorosa toqué la puerta. Al principio no escuché ruido y pensé que tal vez no se encontraba, pero cuando iba a dar la vuelta, la puerta se abrió y de ella salió el hombre que no abandonaba mi cabeza desde hace días. Verlo inundó mi cuerpo de sensaciones y deseos que creí imposible que pudiese sentir y sin poder controlarme, me arrojé a sus brazos llorando desesperadamente.
    
    -¿Qué pasa Mariana? –yo no podía responderle- ¡mi dulce princesa! no me asustes, ¡dime que tienes!
    
    -Por… por favor, llévame adentro.
    
    Él obedeció y me introdujo a su pequeña casita y cerró la puerta.
    
    Ya antes lo había visitado en este lugar. Era tan pequeño que siempre se sentía una calidez reconfortante y la falta de ventanas volvían la casa en un horno de temperatura agradable, pues los árboles que la rodeaban mantenían humedad suficiente para aclimatarla.
    
    Filomeno me sentó en sus piernas como siempre lo ha hecho. Antes este gesto no me inquietaba, pero desde mis lujuriosos pensamientos no pude evitar prestar atención a la protuberancia que estaba debajo de mis glúteos. Era la primera vez que sentía que estaba duro como una piedra y me pregunté si él también pensaba en mí de esa forma.
    
    Sus manos acariciaban mi espalda y su voz aguardentosa en mi oído empezó a excitarme furiosamente y me alejé un poco para mirarlo bien. En verdad era un hombre muy viejo y poco ...
    ... agraciado, pero había algo en su mirada que me gustaba mucho. Sus ojos reflejaban el cansancio de los años, pero la tonalidad gris era hermosa y su brillo me deslumbraba. Mis manos recorrieron su arrugado rostro y varias veces mis dedos chocaron con sus verrugas, pero no sentí asco, ni nada por el estilo y continué explorando su enorme nariz y sus labios resecos. Con un dedo abrí su boca y toqué sus dientes amarillos.
    
    Cuando su lengua rosó mi piel, no pude controlarme más y lo besé tan profundamente que nuestras lenguas se enredaron de inmediato. Jamás había besado de esa manera a mi novio. Con Erik apenas separaba los labios, pero con Filomeno mi boca devoraba la suya con desesperación. La guerra de lenguas fue larga e incluso sentí cómo su saliva resbala en mi garganta. Los chasquidos fueron tan ruidosos que eran lo único que se escuchaba en todo el lugar. Mis manos seguían recorriendo su cara y en ocasiones sostenía su nuca para que no pudiera romper este maravilloso beso, pero como siempre, el aire nos faltó y lentamente fuimos separándonos.
    
    Ambos respirábamos con dificultad, y de pronto Filomeno pareció recobrar el sentido porque trató de levantarme, pero yo me anclé más en sus piernas y su pene casi se clavó en mis glúteos.
    
    -Esto no está bien Mariana –su voz era temblorosa y su mirada triste me dolió– eres tan joven y yo soy tan viejo y feo, que no merezco haber probado la dulzura de tus labios.
    
    -No diga eso Don Filomeno –le respondí sin dejar de acariciar su ...
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