1. El culo virgen de mi cuñada


    Fecha: 17/07/2023, Categorías: Infidelidad Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... casa, se lo mencioné y le dije “allí a las 10 am de mañana, te espero en recepción”. Dijo “Ok” y se fue.
    
    No pude pensar otra cosa el resto de la tarde y la noche. Debí salir con unos amigos, pero cancelé. Al día siguiente, poco antes de las 10 am estaba en recepción del hotel. Unos minutos después de las 10 am, ella llegó.
    
    Pague una habitación y subimos en silencio. En el cuarto. No supe que hacer, le volví a preguntar
    
    -¿estás segura?
    
    -Sí, me respondió.
    
    Con parsimonia me desvestí, ella se desvistió. Pude darme cuenta que tenía un calzón muy serio, de esos de “señora decente”, seguro abrigador y cómodo, pero absolutamente nada sexy. Igual se lo quitó rápido y quedo desnuda ante mí.
    
    Tenía casi 40 años y se le notaban. No era gorda, pero tampoco delgada. Tenía senos grandes y caderas amplias, un culo aún firme y buenas piernas. No una belleza, pero en ese momento estaba bien. Tenía la vagina peluda, de mujer que sólo coge en casa, algo recortados los vellos, pero muchos aún y sin ningún trabajo estilístico, distinta a su hija, bien cuidada y las putas que acostumbraba comer.
    
    Me acerqué y la besé, me respondió con ansías con ganas, ...
    ... con pasión. No con amor, sino como quien sólo necesita ser besada. Con mi mano empecé a recorrer su vagina y estaba húmeda, demasiado pronto, pero era evidente que había pensado y mucho en el momento. La acosté y comencé a lamer sus senos en ruta hacia su vagina.
    
    Nunca había sopeado una vagina así peluda y me excitaba mucho hacerlo. Con mis labios, lengua y dientes en sus senos empezó a gemir terriblemente. Conforme bajaba a su vagina gemía más. Puse sus piernas sobre mis hombros y descubrí una tímida vagina. Parecía que no era ni madre ni estaba siendo usada por nadie. Pero veía sus labios humedecidos, llamándome y hacia ellos fui.
    
    Me encanta el sexo oral, me fascina tener una vagina en mis labios y lengua, pero nunca había logrado que una mujer llegue así tan rápido. Jamás, ni antes ni después. Llegó en quizás un par de minutos, en un orgasmo intenso, lleno gemidos y los clásicos “ay por Dios, ay por Dios” de mujer seria y casada.
    
    Sentirla venirse en mi lengua me puso a mil. Sin darle tiempo para reaccionar, le di la vuelta. La puse boca abajo sobre la cama. Separé sus nalgas con mis manos y me encontré con un culo virgen, intacto, inmaculado… 
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