1. Caperucita y Feroz - Parte I


    Fecha: 28/06/2018, Categorías: Gays Autor: priscilla69, Fuente: CuentoRelatos

    Priscilla estaba harta de pasar las noches en vela.
    
    Su marido dormía plácidamente a su lado, mientras ella, se revolvía entre las sábanas con ganas de que él despertara, abriese sus piernas con furia y metiera hasta el fondo de sus entrañas, su duro y jugoso falo.
    
    Pero eso jamás ocurría y ella se sentía muy, pero que muy decepcionada.
    
    Gotas de sudor recorrían su cuerpo de arriba a abajo. Por no hablar de la ansiedad y taquicardias propias de un cuerpo que tiene ganas de algo, pero que no puede cumplir su objetivo.
    
    Hasta que de pronto, un sábado por la noche, harta de los desplantes amatorios de su marido, se dispuso, como toda mujer mal follada a tomar la revancha.
    
    Sacó del armario su vestido negro favorito. Ese, que la había sacado de más de un apuro, cuando el cuerpo le pedía guerra.
    
    Se calzó sus zapatos de charol negros con plataformas y echó mano de la capa de terciopelo roja, que aparte de abrigarla del gélido frio que se respiraba en el exterior, le servía también de armadura para enfrentarse a la batalla del placer, a la que intentaba someterse.
    
    Después de andar un buen rato por las calles del pueblo, por fin se decide a entrar en el primer pub que encuentra, pues no estaba la noche como para perder el tiempo.
    
    Echa un breve vistazo a su alrededor, con paso firme y decidido se dirige a la barra y pide un cubata. Así uno tras otro, hasta que perdió la cuenta.
    
    De repente, mira su reloj, y se da cuenta que ya son más de las tres y aún no ha ...
    ... probado bocado, en lo que a sexo se refiere.
    
    Derrotada y sin ganas de más, decide dar la batalla por perdida y regresar a casa, donde una noche más, le espera su amado dildo.
    
    Cuando está abandonando el local, una mano fornida la agarra fuertemente del brazo, haciendo que Priscilla se sobresalte.
    
    Al alzar la mirada, se da cuenta del espécimen que tiene ante sí.
    
    —¡Hola!
    
    Saluda con una voz cargada de sensualidad. A ella se le pone el vello en punta.
    
    —¿A dónde vas tan deprisa?
    
    —A mi casa. Me llamo Priscilla, ¿y tú?
    
    —Me llaman Feroz.
    
    —Qué nombre tan original! Siempre me han atraído los hombres con nombres diferentes y sensuales.
    
    —Ya adivinarás porqué me llaman así. ¡Bueno! Eso espero.
    
    Ambos salen a la calle.
    
    Fuera hace un frio atroz, y Priscilla se pone la capa. Feroz la observa muy sonriente.
    
    —Y… ¿se puede saber que llevas metido en ese bolso tan grande?
    
    Pregunta Feroz, mientras ella se lo cuelga al hombro como puede.
    
    —Bueno…
    
    No sabe qué decir.
    
    De repente, se siente muy intimidada por ese hombre tan misterioso, pero sabe que con timideces no llegará a ninguna parte y decide romper el hielo y hablar.
    
    —Preservativos de colores, lubricante con sabor a fresa, bolas chinas y un bote de miel.
    
    —Muy bien, muy bien. Me parece perfecto. Un bolso lleno de posibilidades.
    
    Sus frases son cortas, pero llenas de mensajes prometedores.
    
    —Y, ¿dónde vas con todo ese material?
    
    —Voy a casa, a llevárselo a mi marido, que no se encuentra muy ...
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