El regalo
Fecha: 02/08/2023,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... atrae a hombres y mujeres . Aunque nadie ha tenido tu suerte.
-Ana. Estoy muy cachonda me encantaría pasar la noche contigo.
En ese momento Lara subía con su gin tonic poniendo fin a nuestra conversación.
Aquella noche no pude dormir con Leo. Era una locura pensar que, al menos yo, iba a ser capaz de pasar la noche con ella y no follármela varias veces. El resto de la tarde fue muy excitante también. Cenamos algo, las tres bebimos un poco de vino y acabamos bajando al sótano para bañarnos en la piscina. Nos bañamos desnudas, me di cuenta de que iba a tener muchas oportunidades de contemplar aquel cuerpazo que llevaba ya veinticuatro horas ocupando el centro de mi vida. Mi primer día completo allí finalizo con horas de masturbación bajo mi sábana, debí dormirme ya muy tarde, de madrugada, tan excitada estaba que me corría, intentaba dormir pero después de un rato recordando todo lo que había ocurrido durante el día mi mano se iba de nuevo hacia mi coñito húmedo y vuelta a empezar. La última fue por detrás metiéndome uno de esos bolígrafos de varios colores primero y luego el mango de un cepillo. En realidad todas las noches eran un poco iguales, me costaba dormirme, los días fueron pasando y las escenas que Leo y sobre todo Lara protagonizaban me mantenían cachonda a todas horas. El carácter de Lara me gustaba más cada día que pasábamos juntas. Tenía la sensación de que la conocía de toda la vida. Por las mañanas nos ocupábamos de las tareas de casa, yo hacía la ...
... colada y esto me permitía comprobar en su ropa interior que Lara también mojaba su tanguita todos los días, me preguntaba por la causa de su magnífica lubricación, me gustaba fantasear con que yo era esa causa pero, quien sabe, a lo mejor era simplemente algo natural en ella o quizás yo exageraba y el tanga no había estado tan mojado como yo creía. Pero al día siguiente mi fantasía volvía siempre a confirmarse, llegaba uno de mis momentos favoritos en que me hacía cargo de los cestos de ropa sucia y a escondidas disfrutaba de los tanguitas de Lara, me encantaba olerlo y lamerlo. La tercera o cuarta noche, como Lara dormía solo con un mini camisón, fui al baño y cogí el tanga que se había quitado hacía un rato para llevármelo a mi habitación. Al menos introduje una novedad en mi desenfreno masturbatorio de cada noche. A la mañana siguiente me lo metí en el coño y así lo llevé de vuelta a su sitio sin ser descubierta. Me ponía my cachonda también el momento en que tendía la ropa cada día, el tendedero estaba un poco alto para mi estatura y Lara venía a ayudarme siempre. Me recreaba viéndola a contraluz, intentaba poner la lavadora temprano y tender la ropa cuando el sol todavía no estaba muy alto. Sus ropas solían ser al menos ligeramente transparentes y, no sé, aun pudiendo verla desnuda varias veces al día aquel momento tenía algo de especial, quizás el modo en que abría las piernas y levantaba los brazos era lo que más me calentaba.
Por las tardes solíamos bajar a la playa, a ...