El regalo
Fecha: 02/08/2023,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... vestido yo me puse mi falda vaquera y mi camiseta, no llevaba sujetador y mis pezones se marcaban muchísimo. Estábamos listas, Lara recogió su bolso del suelo del probador y cuando levantó la cabeza, acerqué mi cara a la suya y le di un beso en los labios. No fue un beso a traición, ella pudo haberlo rechazado pero no lo hizo. Fueron apenas un par de segundos. Su reacción, al menos, no fue darme un bofetón. Yo, que lo hice casi si pensar, no sabía a dónde mirar. Ella no dijo nada. Salimos del probador y Lara pagó los dos bikinis, yo no me atreví a decir nada, debería haber intentado pagar el mío o al menos dar las gracias pero estaba muda. Su tono de voz al hablar con la dependienta era relajado y distendido pero yo me temía que aquel día fuese el último de mis vacaciones con Lara y Leo. Me arrepentí profundamente de lo que había hecho. Creo que por primera vez en muchos días se me secó el coño. En los tres o cuatro minutos que permanecimos en la boutique se me pasaron todo tipo de ideas por la cabeza, alguna tan peregrina como hacerle ver a Lara que quería devolverle su beso en la mejilla y accidentalmente le planté uno en los labios. Era absurdo, yo incluso me había humedecido los labios antes de lanzarme. Por otra parte ella tuvo oportunidad de rechazarme y no lo hizo, tal vez lo mejor era asumir lo que había hecho y simplemente pedir perdón y prometer que no volvería a ocurrir. Tras aquellos eternos minutos, salimos a la calle, yo en silencio caminaba al lado de Lara ...
... sin mirarla, Lara sacó su móvil del bolso y llamó a Leo para quedar en algún lugar, Leo estaba comprando un regalo para un amigo del pueblo que cumplía años. Me tranquilicé al oír que Lara le decía que nos lo estábamos pasando muy bien, y que habíamos estado comprando unos bikinis. Por fin conseguí mirar a Lara de nuevo, su cara estaba relajada, no sonreía pero su expresión no era ni mucho menos de enfado. Me habló con cariño, casi agradecimiento.
-Lara. Gracias de verdad por lo que me has dicho antes, se que tus halagos son sinceros, ni mi marido me hace sentir tan hermosa como tú. Eres un sol, no me extraña que Leo te quiera tanto.
Yo tenía ganas de decirle tantas cosas. Pero me quedé callada, no era cuestión de tentar mi suerte de nuevo. Quizás ella solo quería ser amable y zanjar el tema al ver lo avergonzada que yo me encontraba, así que no iba a continuar tirándole los tejos.
Leo llegó en apenas unos minutos y continuamos tras tomar un café con nuestras compras. Yo me separé de ellas esta vez para comprar una cámara digital, eran novedad en aquella época y la necesitaba para mis estudios. También aproveché y compré algo para Lara y Leo, quería agradecerles lo magníficas anfitrionas que estaban siendo. Para Leo compré unos pendientes de oro blanco y para Lara un enorme pañuelo de seda. Cuando regresé al punto de encuentro con ellas me preguntaba si Lara habría compartido con su hija lo del beso. Era cuestión de ver a Leo y sabría si era así o no. Fue no, Leo no ...