1. El regalo


    Fecha: 02/08/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuando Leo recibió en muy poco tiempo dos duros golpes que la sumieron en una especie de depresión que yo, como pude, intenté hacerle pasar del mejor modo posible. Por un lado su novio de ya varios anos rompió con ella, no le pregunté por qué ni ella quiso contármelo pero lo cierto es que ella veía en esa relación un futuro que probablemente su novio nunca había contemplado. Por otro lado Leo se enteró, casi por casualidad, de la muerte de su madre biológica, con la que apenas había convivido y que casi no recordaba pero aun así esto la afectó muchísimo. Ella había sido adoptada muy pequeña, adoraba a sus padres adoptivos, su padre se dedicaba a negocios relacionados con la agricultura y la ganadería, podía decirse que era un hombre rico. Su madre, bastante más joven que su padre, tenía negocios relacionados con la peletería y esto era en lo único que chocaba con su hija adoptiva que odiaba ese mundo y juró desde muy joven que nunca se pondría una de esas prendas. Por lo demás, como digo, se adoraban.
    
    A Leonor le llevó varios meses ir saliendo de ese pequeño gran hoyo en el que había caído, yo estuve como decía muy pendiente de ella en todo momento. Perdí muchas clases incluso por estar a su lado. Nos habíamos hecho muy amigas, llevábamos ya casi cinco años conviviendo casi todo el año, salvo en verano, que cada una nos volvíamos con nuestros padres. Lo que le ocurría a la una afectaba a la otra. Yo seguía haciéndome mis pajas a su costa, pero no con la frecuencia del ...
    ... principio. Verla triste no me excitaba.
    
    Creo que era un lunes por la noche, ya en primavera cuando Leo empezó a salir a flote. Llegamos juntas a casa después de clase. Como cada día después de mi ducha me puse mi tanga y una camiseta, era nuestro uniforme oficial para estar en casa, así lo llamábamos. Me fui al sofá e iba a poner la tele, esta no se había encendido aún cuando vi en ella reflejada a Leonor. Me sorprendió verla casi desnuda, sin camiseta, solo con un tanga, nuevo por cierto, color purpura, minúsculo como todos los suyos.
    
    Había tardado una decima de segundo en darme la vuelta y la tenia detrás mía, casi desnuda, a centímetros. Yo la había visto cientos de veces desnuda, pero no a esa distancia, sin la puerta del baño entre nosotras. Estaba increíble, sus pechos cada vez me gustaban mas, con los años se habían caído un poquito y eso a mí me encantaba. Además había cogido un poco de peso y su culo lucia mucho más que años atrás. Sin decir nada se sentó a mi lado en el sofá, y como veía que yo no sabía que decir bromeó como solía hacer antes sobre el color de mi tanga, decía que nunca me las compraba blancas porque ese color delataba la calentura de mi rajita que enseguida las empapaba. Tenía razón llevaba siempre tangas oscuros.
    
    Tienes calor? Le pregunté medio en broma.
    
    No, me dijo. En realidad quería tener un detalle contigo.
    
    .
    
    Pues lo has tenido y muy bueno. Sabes que esas dos sandias me vuelven loca, le contesté.
    
    No, me refiero a un detalle ...
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