1. El regalo


    Fecha: 02/08/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... real, material. Tráeme unas tijeras para desenvolverlo.
    
    Hacía tiempo que no veía una sonrisa así en su cara, miré a mí alrededor y no vi ningún paquete ni nada parecido a un regalo pero decidí seguirle el juego y me levanté a por unas tijeras. Con la excitación que tenía tarde en encontrarlas. Cuando regresé me senté de nuevo a su lado y ella se giro en el sofá hacia mí y abrió sus piernas indicándome con un gesto su coñito afeitado bajo la tanga.
    
    Por una vez el triangulo de tela no era transparente, ella siempre elegía los tangas más atrevidos, pero yo sabía que aquella raja siempre estaba perfectamente depilada. Yo no sabía qué hacer, estaba más cachonda de lo que había estado jamás, Leo hizo con dos de sus dedos el gesto de la tijera, indicándome que cortase el tanga por el triangulito. Así lo hice, y por su chocho vi asomar un enorme vibrador. Me quedé a cuadros. Sin esperarlo, para nada, había llegado el momento de quitarme el calentón que duraba ya años. Mi primera reacción fue preguntarle, como una tonta, como podía caminar con aquello dentro. No dejé que respondiese a la pregunta, cuando abrió la boca mi lengua estaba ya llegando a su garganta. Nos dimos un morreo que debió durar más de cinco minutos. Nuestras lenguas súper calientes se hacían un nudo, llegamos a hacernos daño sin querer al chocar nuestros dientes, ''mi'' vibrador seguía dentro de Leo pero hicimos un pequeño alto para encenderlo, mi coño ardía al frotarlo contra el muslo de mi diosa, dejaba ...
    ... caer todo el peso de mi cuerpo sobre mi rajita que se aplastaba contra aquel muslo que ya estaba completamente mojado con mi jugo. Nuestro morreo se convirtió en algo más parecido a un beso, yo me moría por bajarme a sus tetones pero su boca me atraía y mi primer orgasmo estaba a punto de llegar. Agarré a Leo por la parte superior de sus brazos y usándolos como punto de apoyo recorrí con mi coño todo el camino que iba desde su rodilla hasta su cadera varias veces, ella empezó a sobarme las tetas y chuparme los pezones y movía su muslo ligeramente para darme todavía más placer. El sofá se movió casi un metro cuando me corrí, caí rendida sobre Leo, mi boca volvió a besar su boca, y no perdí tiempo alguno para viajar hasta sus pechos que ahora estaban debajo de los míos, caídos hacia los lados, parecían dos flanes, nunca los había tenido tan cerca. Agarré uno de ellos primero y lo sobé y sobé mientras me comía su pezón, duro y enorme. Podría haberme dedicado a ello durante días pero también quería seguir hacia abajo, me faltaban manos y bocas para realizar todo lo que mi cerebro calenturiento me pedía en esos momentos. Decidí intentar calmarme y regalarle a Leonor un buen orgasmo, se lo merecía, imaginé que aquella era su primera relación lésbica y quería que fuese el polvo de su vida. Era difícil porque ella no paraba de hablar, me decía cosas que ni me atrevo a escribir aquí, y me ponía todavía más cachonda. Acabé acercándome a su coño para ver lo que había por allí. Estaba ...
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