La Dama de Rojo
Fecha: 05/08/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... esos labios hasta que por fin los hice míos, te mordí el labio dulcemente y mi lengua empezó a jugar con la tuya, lenta y profundamente. Seguí recorriendo tu cara beso a beso, baje hasta tu cuello que me ofrecistes arqueando tu cuerpo hacia atrás exponiendolo solo para mí, seguí besando, mordiendo, lamiendo cada centímetro hasta llegar a sus pechos.
Baje poco a poco el corsé hasta liberar esos regalos del cielo, eres pecosa cual cielo estrellado, con unos pezones grandes, sugerentes que invitaban a perderse en ellos... Seguí besando tus pechos y jugué cuál niño con ellos hasta sentir que se endurecian en mi boca, los mordí, lami, los acaricié con mis mejillas, dios era el cielo realmente. En ese instante no pudiste ser lo dura que intentabas ser hasta el momento y tu mano intento jugar con mi entre pierna, te agarre la mano dulcemente y te susurre al oído "estoy viviendo mi vida, deja que te muestre como la vivo", sonreistes mientras te recostada en los cojines y separaba tus piernas.
Mis nervios desaparecieron y me invadió el anhelo de hacerte sentir esa pasión retenida que tenía durante tanto tiempo, empecé a besar tus muslos, a morderlos, lamerlos hasta llegar al cofre que guarda tu néctar, comencé a besarlo mientras tu arqueabas la espalda y me agarrabas para pegarme más a él y poder disfrutar de tus mieles, mis manos jugaban con tus pechos y mis dedos hacían callar tus gemidos jugando con tu boca, cuando me di cuenta que ...
... estabas a punto de bañar mi cara con el regalo de tu néctar, pare y subí lentamente hasta tu boca y te bese, estabas exitada, confundida y un poco molesta porque no entendías mi acción hasta que llegue a tu oído y te susurre, "las yeguas salvajes hay que domarlas y me dijistes que no me contubiera", me sonreistes mientras te mordias el labio.
Seguidamente te incorpore y puse en tus manos eso que deseastes un rato atrás y no permití que tocaras, cuando sentistes su calor, su humedad, su dureza lo hicistes tuyo y me torturastes jugando solo con tu lengua, recorristes todo mi ser haciéndome tembrar, me torturastes, jugando con el y toda su extensión, saboreandolo, volviéndome loco de placer, llegamos a un punto que nuestros cuerpos pedían a gritos que nos fundieramos, que por fin culminarámos ese mágico encuentro.
Me separe un poco de ti, te abrace besándote entre jadeos, te acomode entre los almohadones y te rendistes a mí, a nosotros, al momento pero justo antes de unir nuestros cuerpos te pregunte al oído ¿Me amas?, te sacastes el pañuelo de los ojos y mirándome me contestastes ! Desde el primer día! Nunca he dejado de hacerlo, todas esas veces que me arregle era para ti y nunca me hicistes caso, cuando me besaste ese día supe realmente lo que tu corazón sentía, tonto, me mirastes a los ojos, sonreímos y nos fundimos el uno con el otro, explotando en el más dulce de los orgasmos, escribiendo la primera página del resto de nuestras vidas.