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1. El pervertido señor de la tienda
Fecha: 06/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: PrincesaIntelectual, Fuente: CuentoRelatos
... cabello y me hice un chongo. Él me sujetó del chongo y yo empecé a lamer su glande. Se escuchaba que llamaban en el mostrador de la tienda, por lo que me detuve y volteé mi cabeza. No obstante, Don Óscar tiró de mi chongo y metió violentamente todo su pito en mi boca. Su calentura estaba al tope. Él introducía y sacaba su verga de mi boca con fuerza y mucha velocidad, parecía que quería romper mi mejilla izquierda por dentro de mi boca. De esa forma hizo que se le pusiera toda dura, erecta y venosa. Luego él jaló mi chongo e hizo que metiera sus peludos testículos en mi boca. Para entonces, yo ya estaba encantada por lo que estaba pasando y admiraba cómo su polla reposaba frente a mi nariz y la punta rebasaba mi cabeza, mientras le chupaba cada huevo. O: La mamas como diosa ¿te gusta mi poderosa? L: Está enorme, me encanta. O: Quiero ver tu panocha. Enseguida, él me acostó y bajó mi short con todo y panti sin quitármelos. Me dio pena que viera mi jardín íntimo sin podar debido al poco uso que le daba, pero él lo vio hermoso y se apuró a introducir su dedo medio en mi concha al mismo tiempo que lengüeteaba mi clítoris. Comencé a jadear discretamente y a sujetarlo de la cabeza para que no se despegara de ahí. Pero también me estaba preocupando porque debía de prepararle el desayuno a mi esposo. L: Don Óscar, se me hace tarde. O: Ahorita la dejo ir, solo será un rapidín. L: Me urge llegar a casa. O: Deme unos minutos. Rápidamente me quitó ...
... el short y dejó mis pantis a la altura de mis tobillos. Alzó mis pies y los separó de modo que mis pantis se restregaran en su cara. Fue cuando sentí su enorme verga entrar en mi coño y llenar toda mi cavidad vaginal. Tal como lo es un rapidín, me embistió rápido y duro. Me estaba doliendo, pero a su vez lo disfrutaba. Hacía mucho tiempo que no me echaba un polvo así. L: ¡Ay! ¡Qué rico! ¡Mmm! O: Me encanta oler tu trusa mientras te cojo. L: ¡Cójame así! ¡No pare! ¡Ahhhh! La posición en la que me tenía me permitía sentir su pito hasta lo profundo de mi pucha. Sus llegues feroces empezaban a acalorarme demasiado. Empecé a sacudir mi mano cerca de mi cara como si se tratara de un abanico, lo cual significaba que estaba cerca de correrme. L: ¡Sí, sí, sí! ¡No deje de penetrarme! O: ¡Ya casi me vengo! L: ¡Por favor no me la saque! ¡Véngase dentro! Sin embargo, Don Óscar me la sacó y la llevó a mi boca, donde me echó toda su lechita bien caliente y me la tragué todita. No pude evitar llevar mi mano a mi clítoris y estimularme para venirme, pero no lo conseguí. Nuestro caliente encuentro duró veinte minutos. Luego de arreglarnos, él sacó de su refrigerador dos empaques de leche y me los dio junto con el kilo de huevos que le había pedido. Debido a los gritos que emitimos, yo temía salir por la tienda y ser vista por los vecinos de la colonia que esperaban por ser atendidos, así que le pedí que me condujera hacia la puerta trasera. Después de que Don ...