1. La noche que me hicieron sumisa


    Fecha: 09/08/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: zari, Fuente: CuentoRelatos

    ... habitación. Su mano continuó jugando con mi cuerpo, lo rozaba, lo pellizcaba, buscaba mi boca o colaba sus dedos entre mis labios sin introducirlos en mi vagina, los subía a mi cuello, los enredaba en mi pelo, así por un largo rato que me hacía padecer.
    
    Porque no me monta de una vez me preguntaba impaciente, porque no me lo mete de una vez. Por dios!! Luego su mano comenzó a bajar por mi estómago, lenta y se acercó a mi clítoris, pensé que si me lo tocaba no iba a poder reprimir el orgasmo. Estaba lista. Me tenía lista.
    
    En el momento que lo hacía que sentía como comenzaba a abrirme esos labios y acercarse y suspiraba para explotar, para irme, entregarme, perderme, en ese preciso momento, sentí traspasar mi pezón que una aguja lo atravesaba y no pude evitar un grito de dolor, parecía que un cuchillo lo cercenara. Grité corto y duro. Luego fue un haggg y retorcí mis brazos pero las correas de las manos y piernas me inmovilizaban, era un dolor de agujas que entraban por mi piel y que se confundió con las ansias que despertaba nuevamente su mano que se acercaba a mi entrepierna una vez más.
    
    En el momento que abría mis labios buscando mi vulva y yo levantaba hasta donde podía mi cadera buscando el roce para llegar, para tener ese orgasmo que se acumulaba en mi bajo estómago, y comenzaba nuevamente a jadear, la nariz a dilatárseme y me iba la cera caliente volvió a clavarme como miles de agujas en mi otro pezón. Esta vez solo emití un grito ahogado, un quejido que se ...
    ... confundía con un gemido no exactamente de placer.
    
    Yo acezaba, y la transpiración me pegaba el cabello a la frente. Su mano en mi pierna devolvía mi excitación, jadeaba de caliente que estaba, creo que si sopla mi clítoris me hace eyacular como un jovencito.
    
    -Tienes calor putina -me dijo más que me preguntó.
    
    Luego sentí sus pasos que se alejaban, el ruido de una botella verter líquido en un vaso y luego sus pasos hacia mi mientras con una mano en mi nuca enderezaba mi cabeza con la otra me daba de beber el tercer whisky que me tomé casi de un solo trago.
    
    Sus pasos se alejaron y una brisa baño mi piel desnuda sobre la cama con mis caderas allí levantadas. Sentí que se sentó a mi lado y su mano sobre mi rodilla subió lenta por el lado interno de mi pierna, estaba mojadísima, hundió dos de sus dedos en mi sexo y yo curvé mi estómago, luego los deslizó hacia atrás hasta mi ano que sintió que sus dedos mojados ahora penetraban en él.
    
    Yo levanté las caderas facilitando su clavada por atrás y un escalofrío, un suave calambre me recorrió… Había dejado de sentir el murmullo en la otra pieza… La brisa era de la puerta entrejunta. Quedé helada. Las lágrimas me brotaron sin control y la fuerza me abandonó, laxa pensé, mil veces maldito, maricón, este, huevón, bestia había dejado la puerta entrejunta y ahora seguro miraban, veían como metía sus dedos en mi hoyito y jadeaba y me retorcía toda caliente sobre la cama.
    
    Estaba paralizada. Iba a llorar. Lloraba ya en verdad. Pero ...
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