1. Mi amigo de 22 años me coge en la calle


    Fecha: 11/08/2023, Categorías: Hetero Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    ... vagina por encima de mi licra.
    
    O: ¡Deliciosa!
    
    C: ¡Chupas bien!
    
    O: ¡Aun no es nada!
    
    Él bajó su lengua por mi abdomen y de sopetón me bajó la licra y la tanga, su lengua lamía mis muslos, olía mi vagina, para después darle lamidas, poco a poco abrió mi vagina con sus manos y luego metió su lengua, me chupaba magnifico, la verdad eme estaba empezando a gustar su trabajo oral.
    
    C: ¡Ah, que rico!
    
    O: Eso, disfruta.
    
    C: ¡Eres un cabrón!!
    
    O: Hermosa vagina, ¡ya la quiero penetrar!
    
    Se puso de pie y mientras se baja su pantalón me besaba, sacó un pene súper erecto y húmedo, no la tenía mal, era de tamaño mediano, unos 17 cm, ¡pero de buen grosor!
    
    Mientras me besaba, me tomó de la cadera, y llevó su verga a mi vagina, por lo mojada que estaba no le costó trabajo y me penetró, al sentirla una adrenalina me recorrió, su grueso pene se sentía genial.
    
    O: ¡Oh, que rico!
    
    C: ¡Ah, uf!
    
    Se movía muy rico, su pene me estaba dando mucho placer, nos besábamos salvaje, la verdad él besaba muy rico, no podía creer que un chamaco de 22 años me estuviera cogiendo.
    
    Me sacó su pene y me dio vuelta, me levantó la pierna y me la metió de golpe, me encantaba sentir su dureza en esa pose, yo jadeaba y gemía, él hacía lo mismo, me jalaba el cabello y me mordía la oreja, besaba mi espalda y me apretaba mis tetas, me estaba dando una rica cogida.
    
    C: ¡Así, que rico, ah!
    
    O: Soñaba con esto desde que te conocí.
    
    C: ¿En serio?
    
    O: Tus piernas, tus nalgas, tu cara, ...
    ... ¡todo me encanta!!
    
    C: ¡Ah, cógeme, ah, cógeme!!
    
    O: ¡Oh, toma, ah, toma mi verga!!
    
    Mi amigo me estaba dando rico, se notaba que estaba disfrutando lo que tanto había deseado, de haber sabido que cogía rico, le hubiera permitido hacérmelo desde hace tiempo.
    
    Él se pegó a la pared y tomándome de los hombros, me empujaba hacia él, eso me hacía sentir más su verga, yo movía mis caderas, ya no me importaba que nos descubrieran, estaba gozando, estaba sintiendo muy rico.
    
    O: ¡Así, que rico te mueves!
    
    C: ¡Dámela, agh, no pares!
    
    O: ¡Eres la mejor, ah!!
    
    C: ¡Ah, dámela, dámela!!
    
    Había una jardinera con unas bancas de concreto, él sin sacármela me llevó hasta ahí, donde poniendo mi sudadera de cobija subí y me puse de perrito, él disfrutaba dándome en esa pose, me daba de nalgadas, me empujaba con fuerza, yo le rogaba que lo hiciera más fuerte, me encantaba como se movía, ambos éramos unos salvajes depravados, los gemidos eran fuertísimos, en cualquier momento nos descubrirían, pero eso no importaba ya.
    
    C: ¡Ah, Osvaldo, ah!
    
    O: ¡Ahí viene alguien, ah!
    
    C: ¡Sácala, ah, ya!
    
    O: ¡Ni madres, toma, toma, agh, me vengo, agh!
    
    C: ¡Agh, Osvaldo, agh!!
    
    Su semen salió disparado, como buen joven, me llenó de bastante, era espeso y caliente, yo gustosa moviendo mi cadera recibía su néctar, él jadeaba de placer y a lo lejos se notaba la presencia de alguien pero el orgasmo no se detuvo.
    
    El orgasmo aun no pasaba, cuando nos vestimos con velocidad, nos acomodamos ...