1. Metro, hora punta


    Fecha: 14/08/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Esautomatix, Fuente: CuentoRelatos

    Hoy hace bastante calor, y todas las chicas llevan ropa de verano, enseñando los hombros. Me gusta, y esa puede ser una buena noticia para empezar el día, pero tengo que ir en metro a trabajar, y no soporto estar apretado. Esa es la parte mala.
    
    Cuando subo, no parece que haya tanta gente. Y como tengo que ir casi hasta el final, me alejo de la puerta y me voy a una esquina del vagón. Me fijo en la chica que está cerca de mí. Bastante alta, con tacones no muy exagerados. Lleva una falda estampada y una blusa blanca, ambas muy ligeras. Está de espaldas y no le puedo ver la cara, pero ya decido que me gusta. A primera vista parece que tiene un buen cuerpo.
    
    En la siguiente parada ya se empieza a subir mucha gente, y al llegar a la segunda, ya vamos todos totalmente pegados. Me fijo en que ella se ha tenido que desplazar hacia mí, y ahora la tengo muy cerca, la estoy tocando. Sigue de espaldas, y en un acto reflejo acerco mi cara y huelo su pelo suelto, ondulado. Me llega su perfume, maravilloso (creo que de Lancôme).
    
    Siguen entrando más personas y ahora ya estamos absolutamente encajonados. Ella se ha echado hacia atrás, y ahora la tengo totalmente pegada a mi cuerpo. No se ha dado la vuelta en ningún momento. Desde donde estoy puedo ver un escote muy generoso, con un lunar en un lugar privilegiado. Y siento sus nalgas, firmes, apretándome en el bajo vientre. Me empiezo a excitar. No quiero, es un lugar público, pero tampoco puedo evitarlo. Donde estoy no puedo ...
    ... moverme, y cuanto más intento evitarlo, peor me pongo. Estoy seguro de que lo va a notar, y me juego un grito o un guantazo. De momento no ocurre nada.
    
    La falda es tan fina que creo notar incluso la tela de sus braguitas. Ellas se tiene que estar dando cuenta. Y de repente, noto que se acomoda, de manera que mi erección queda incrustada en medio de sus nalgas. No me lo puedo creer, se echa hacia atrás, y apoya su espalda en mi pecho. En una acción de locura, le rodeo la cintura con una mano, y veo que no la rechaza. Gano en atrevimiento, pongo mi otra mano sobre su cadera, y le levanto la falda. Le agarro una de las nalgas, y tampoco hay reacción. Y entonces ya me dejo ir. Siempre por debajo de la falda, llevo mi mano a su entrepierna. Aparto la poca tela de sus braguitas y acaricio el musgo de su sexo. No está depilada, pero sí lo tiene cuidado, muy corto. Avanzo un poco más y toco los labios, cerca de su vagina. Y aquí sí me parece sentir que aguanta un poco la respiración.
    
    Está completamente empapada, y mis dedos se deslizan sin ningún esfuerzo, arriba y abajo, presionando suavemente. En ningún momento vuelve la cara, pero puedo notar cómo respira de manera entrecortada. Y cada vez que me acerco y rozo su clítoris, emite un pequeño suspiro, casi imperceptible. Noto como abre ligeramente las piernas, y me acerco a su entrada. Meto dos dedos, no muy rápido pero con decisión. Me recibe fácilmente, y ahora sí, veo como suben sus pechos al respirar más profundamente. Me parece ...
«12»