1. Atormentando a mi hombre


    Fecha: 04/09/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    No lo has entendido... tienes que entender. Quiero decir, debes comprender de qué va la cosa entre tú y yo. Lo que quiero... lo que tienes que darme. Esta noche me voy a encargar de hacértelo saber.
    
    Por eso me puse un vestido de látex negro. Muy corto y que literalmente se me embarra al cuerpo destacando mi cintura y la amplitud de mi trasero. De tirantes gruesos y escote profundísimo con agujetas cruzadas que al apretarlas, hacen que mis pechos se desborden y queden muy juntos dejando una estrecha hendidura entre ambos.
    
    Un bikini transparente bordado con pequeños ramilletes de rosas y lilas. Tacones altos, muy altos para hacer que mis piernas luzcan aún mejor. Mucho maquillaje en los ojos, los labios rojos y brillantes como te gustan, a juzgar por cómo me observas cuando los pinto con colores encendidos.
    
    Te espero en la habitación silenciosa y en semipenumbra. Abro una botella de vino y bebo unos sorbos. Mientras lo paladeo, cierro los ojos y disfruto imaginando tu reacción, lo que harás, lo que te pasará. De pronto la perilla de la puerta gira y apareces.
    
    Me contemplas de esa forma que evidencia lo mucho que me deseas. Yo me incorporo y me acerco. Repego mi cuerpo al tuyo y doy un sorbo a mi copa. Te ofrezco mi boca llena de vino que bebes despacio, chupando y lamiendo. Succionando los hilos que mezclados con la saliva de ambos, se me escurren por la barbilla y el cuello.
    
    Tus manos rodean mi cintura y buscan mis senos, pero te detengo en seco. Con firmeza ...
    ... te digo que te quites toda la ropa. Me miras divertido y sin apartar tus ojos de los míos, te desvistes. Al quedar desnudo aparece tu pene tremendamente erecto y tus testículos se notan tensos y duros, acercas tus genitales a mi entrepierna. De nuevo te alejo. Esta vez, las cosas serán a mi modo.
    
    Me giro y tomo una banda de cuero que había dejado preparada sobre una mesa. Te la sujeto al cuello y le engancho una correa. Estás tan asombrado que me has dejado hacer sin protestar siquiera. Te jalo hacia mí y te beso con violencia mientras te informo que tienes prohibido usar las manos.
    
    Luego, ordeno que te pongas en cuatro y me beses los pies.
    
    Te agachas. Te pones en cuatro. Con el pie empujo tu espalda para que bajes aún más. Mi tacón queda levemente marcado en tu piel. Comienzas a besarme los empeines y apenas tus labios me rozan, siento una descarga de humedad en mi interior. Te digo que subas, que vayas a las pantorrillas y luego a los muslos. Pero despacio ¡Muy despacio!
    
    Abro el ángulo de mis piernas. No olvides la parte interna de los muslos y el pliegue posterior de las rodillas. Besa, lame, muerde y frota tu barba áspera contra mi piel suave, provocándome una tras otra oleadas de placer. Sigue de rodillas. Sintiéndome. Mirándome. Ahora, llega hasta la ropa interior y lame mi pubis por encima de la tela hasta que tu saliva y mis jugos se fundan; sigue el contorno de las flores bordadas dibujandolas con la punta de la lengua. Ahora deslizala por los lados del ...
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