1. Me toca los cojones


    Fecha: 12/09/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Con mis cuarenta y ocho tacos, una polla que no es ninguna maravilla, la tripa y la calvicie, que son más que incipientes… además estas cosas solo ocurren en el porno. Subo un poco más el aire acondicionado para rebajar el calentón y río en el silencio. Bea deja por un instante de mirar su teléfono, y haciendo una mueca de extrañeza me mira por décimas de segundos.
    
    Refrescar más y más el habitáculo con el aire acondicionado tiene unos resultados extraños; a ella le enfría aunque no dice nada, la piel de gallina en los muslos desnudos y los pezones marcándosele en la camiseta dan fe de ello, pero a mí no me baja el calentón, aunque tampoco digo nada. No digo nada aunque me gustaría. Me gustaría coger el teléfono que sostiene entre sus dedos, dejarlo delicadamente en el salpicadero, llevar sus manos a mi paquete y decirle: anda, juega con éste un rato. Y que ella obedeciera, claro. Y empezar a sentir sus caricias por encima de la ropa, hasta que sobre la marcha y mientras conduzco Bea me dirigiera una mirada cargada a partes iguales de deseo e inocencia antes de bajar la cremallera y sacar a la escasa luz del coche mi polla a medio desperezar. Y engañar al destino, y aminorar la marcha para asegurarme de encontrar el siguiente semáforo en rojo, y ahí inclinarla, mi mano sobre su hombro, animándola a que su boquita participe también de la fiesta. Claro que me gustaría…
    
    Me gustaría enseñarla a mamar hasta la arcada, hasta que su garganta bañara en babas mi polla, que ya ...
    ... no puede crecer más. Me gustaría poder apartar una mano del volante, posarla en su nuca para acompasar sus cabeceos, variar el ritmo, llevarla hasta la lágrima, pero para eso yo debería tener otro coche y Beatriz saber de mi fantasía. Pero no, ella sigue atenta a su teléfono y sólo alterna alguna mirada al frente ahora que estamos más cerca de su casa. Afortunadamente en esta fantasía mando yo, y al poco Bea conoce el arte de chupar pollas como yo conozco estas calles idénticas y mal iluminadas por las que no he pasado nunca. El primer hueco que veo es el lugar idóneo para aparcar y con una palmada en su trasero invitarla a pasar al asiento de atrás. Cuando me reúno, lo primero que hago es sacar su camiseta, esperar que ella se suelte el sujetador y lanzarme a devorar la ternura de sus tetas de dieciocho primaveras. Sus pezones están duros como piedras, lo sé, he bajado la temperatura todo lo posible, añado este detalle a la fantasía y Bea se deshace cuando tiro de ellos suavemente agarrados entre mis dientes.
    
    Un utilitario pequeño y viejo como el mío no ofrece demasiado espacio cuando tienes una chiquilla montada sobre tus piernas, aunque sea sólo una fantasía, así que para acelerar las cosas sus pantaloncitos vaqueros desaparecen, y en su lugar lleva una mini falda negra que a veces Sandra le coge prestada a su madre. Pero no vamos a mezclar fantasías, digamos simplemente que lleva una falda que rápidamente se recoge y queda enrollada en su cintura. Entonces, cuando Bea ...