1. Me toca los cojones


    Fecha: 12/09/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... comienza a restregarse contra mis muslos como una gatita en celo, me aseguro de que la tira de su tanga quede bien aprisionada entre sus labios, que se hunda ligeramente en el coño, hasta empaparse de los flujos que comienzan a mojarla. Luego basta con apartarla, calibrar la dureza golpeando débilmente sobre su clítoris para hacerla gemir y dejar que mi polla vaya desapareciendo poco a poco en su interior.
    
    Me asombra la capacidad de mi mente de disociarse; por un lado es capaz de escuchar sus indicaciones, de reconocer el código de tráfico y por otro no deja de proyectarse en algún rincón de mi cerebro esa fantasía en la que Beatriz bota sobre mi polla con mis manos acompasando sus movimientos. Y es tan real sentir todas esas convulsiones de su coño y el hipnótico botar de sus pechos que me relamo y tengo que corregir la postura en el asiento para acomodar dentro del pantalón una polla que crece sólo con la imaginación. Cuando Bea se descontrola, y los movimientos de sus caderas se vuelven oscilantes y pendulares, y describen toda clase de órbitas con mi rabo como guía, y sus manos palpan el techo para no volver a golpearse la cabeza en un bote más alto y las ventanillas se llenan de vaho, Bea dice es aquí, y la escena en mi mente se queda en pause mientras me detengo en doble fila a apenas quince metros del portal. Ella se despide con un escueto adiós y gracias mientras los faros iluminan su trayecto. Su teléfono ha debido sonar de nuevo, se detiene, hurga en su mochila ...
    ... hasta dar con él y parada a medio camino entre el coche y su casa se planta a contestar. Eso me ofrece la perspectiva de su trasero, carnoso, rotundo, duro. Decido que será en él donde me corra cuando mi fantasía vuelva a ponerse en marcha.
    
    Aprovecho que Bea ya no está sentada a mi lado para liberar a mi polla de la presión; suelto el botón del pantalón y ella sola, urgida por la necesidad de aire hace caer la cremallera. Cuando Beatriz echa a andar definitivamente yo entorno los ojos, pongo en marcha mi mente y me masturbo mientras la pienso con las rodillas apoyadas en el asiento trasero, los brazos sobre los reposacabezas, la falda levantada y sus pechos golpeando insistentemente contra el asiento al compás de mis embestidas. Yo estoy de pie a su espalda, las manos agarradas a sus caderas, follándola, guiado por un instinto cada vez más descontrolado, mi cuello se retuerce en la fantasía como mi polla se retuerce al compás de la paja que me hago en la soledad de mi coche. Siento que no voy a aguantar mucho, que cuando mi mente decida correrse sobre su culo será mi mano la que reciba la descarga de semen caliente. Revuelvo la guantera en busca de un paquete de pañuelos de papel. Entonces ocurre, cuando me incorporo compruebo que Bea ha dado media vuelta y viene hacia mí. No es mi imaginación, la fantasía se ha desvanecido por arte de magia en el momento culmen, realmente viene hacia mí. Ella camina hacia el coche y mi polla emerge tiesa y a punto de reventar. Trato de ...