Cuanto más primo...
Fecha: 12/09/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... al movimiento de sus dedos en su coño. Su espalda empezó a arquearse. Le faltaba poco para correrse. Agarré sus caderas y aceleré el vaivén de las mías. Mi picha se deslizaba por en medio de su culazo inmenso, cada vez más deprisa. Mis huevos estaban húmedos de su flujo, y mi glande empezaba a escupir líquido preseminal que, hecho un hilo, le pringaba el ano y la rabadilla. Le temblaban las piernas, y empezó a gruñir. Se estaba corriendo. Empecé a moverme más deprisa. Mi polla estaba tan dura que me dolía. Mi prima volvió la cara un poco y pude ver cómo se llevaba los dedos pringosos de flujo a la boca y se los lamía poniendo cara de guarra mientras me miraba a los ojos. Ya no podía más. Me iba a correr...
-Pero, ¿qué estáis haciendo?
Al oír aquella frase los dos miramos a la puerta, asustados. Allí estaba, con los brazos en jarras y cara de sorpresa, mi prima Carolina. Era la hermana pequeña de mi prima Rocío, un par de meses mayor que yo. Nunca le habíamos contado nada de nuestro rollo, y llegó al cuarto justo a tiempo de pillarnos in fraganti. De la impresión, nos habíamos quedado paralizados, pero mi polla iba a lo suyo y, a pesar de haber frenado yo el vaivén, eligió justo ese instante para lanzar un chorrazo de lefa que cayó sobre la espalda de mi prima Rocío, manchándole de paso el pelo. Yo no sabía dónde meterme. Mi prima Carolina era una rancia, una empollona, una aguafiestas. Ya de pequeños siempre le iba con el cuento a mis tíos si hacíamos cualquier ...
... trastada. Y si ahora hacía lo mismo, íbamos a tener problemas. Graves problemas. Uno pensaría que parte del morbo de montártelo con tu prima en casa de sus padres es la posibilidad de que te puedan pillar, pero yo nunca me había planteado que pudieran sorprendernos. Mis tíos estaban casi siempre en el pueblo, y mi prima Carolina se pasaba la vida en la biblioteca estudiando. ¿Cómo iba yo a pensar que precisamente ella nos iba a ligar?
Lógicamente, nos levantamos, nos vestimos de cualquier manera y empezamos a suplicarle que no dijera nada. Ella nos miraba con cara de desprecio y guardaba un silencio implacable. Nosotros le rogábamos que guardase el secreto, jurábamos que no volvería a ocurrir...lo típico. Ella se fue al salón y se sentó en el sofá, mirando al infinito, como si no nos viera. Mi prima Rocío lloraba. Yo ya pensaba en huir de la ciudad o en tirarme al río, porque si se enteraban mi tío y mi madre más me valía desaparecer. O morirme. Y entonces mi prima Carolina dijo con voz fría:
-Me callaré, pero con una condición.
-La que sea, la que sea...
-Vais a hacer lo que yo os diga.
-Lo que quieras.
-Volveos a desnudar.
Nos quedamos como dos idiotas mirándonos el uno al otro.
-Lo que yo quiera, ¿no? Pues os volvéis a desnudar ahora mismo.
Le hicimos caso. ¿Qué opción teníamos? Nos quitamos la poca ropa que nos habíamos podido poner y nos quedamos a la espera. Miré la cara de mi prima Carolina. Estaba ruborizada, respiraba aceleradamente y tenía los ...