El bufete del sexo
Fecha: 14/09/2023,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... de la entrada, para que ella lo abriera cuando llegase por la tarde, hora a la que yo ya no estaría. Deseé que le entrara la curiosidad y aliviase su pasión, como yo hacía normalmente.
Cuando llegué temprano a la mañana siguiente, el paquete no estaba donde se lo había dejado. Sin hacer ruido me acerqué hacia su dormitorio y escuché el zumbido del vibrador. Miré por la puerta entreabierta y estaba boca arriba en la cama con el vibrador dentro del chocho, el complemento dentro de su ojete del culo, mientras que con la otra mano se apretaba sus grandes tetas. La escena me puso más que a mil y decidí que tenía que hacer algo para que disfrutáramos juntas de ese vibrador.
- ¿Yesica, tu sabes algo de un paquete que me llegó ayer? –Me preguntó mientras le servía el desayuno-.
- No señora, lo trajo una empresa de paquetería y como venía a su nombre y no había que pagar nada lo recogí. ¿Por qué?
- No por nada, simple curiosidad.”
Yo ya estaba muy excitado antes, pero la lectura de Susana me estaba poniendo como unas brasas. La miraba en su atractiva desnudez y no sabía cuánto tiempo podría estar sin asaltarla.
“Pasaron los días y muchas mañanas pude ver cómo usaba el vibrador en diferentes posturas desnuda sobre la cama. Su carácter había mejorado algo, pero seguía estando abatida. Cambié mi uniforme de asistenta por otro con una faldita más corta, tanto que cuando me agachaba dejaba ver mi hermoso culo mulato con un pequeño tanguita. Mientras ella desayunaba yo ...
... trataba de agacharme delante suya.
- Yesica te has cambiado el uniforme, ¿no?
- Sí señora, con el otro me veía muy fea y muy mayor.
Yo veía por los espejos del salón, que cuando me agachaba no quitaba la vista de mi culo.
- Yesica tienes un culo hermosísimo –me dijo un día-.
- Gracias señora –le respondí acercándome a ella, poniéndome de espaldas y levantándome la falda-.
- ¿Puedo tocártelo?
- Claro señora, de qué me sirve tenerlo tan hermoso, si nadie me lo mira y me lo acaricia.
Susana puso sus dos manos sobre mi culo, me lo acarició y después me lo apretó.
- ¿Puedo besarlo?
- Por supuesto señora, hace tiempo que nadie lo hace y lo echo de menos.
Puso sus manos en mis caderas, me atrajo hacia ella y comenzó a besármelo y mordérmelo.
- Yesica me he puesto muy caliente con tu culo. ¿Crees que tú y yo podríamos llegar a algo más?
- Es lo que más deseo desde hace años. –Le contesté cogiendo sus manos de mis caderas y llevándolas a mi chocho por debajo del tanga-.
- Estas empapada.
- Me imagino que igual que la señora.
- No me llames señora, llámame Susana.
- Lo siento señora, pero no debo hacer eso.
Se levantó de la silla y me dio la vuelta para besarme en la boca. Sus tetas se presionaban contra las mías deliciosamente. Todavía no se había vestido para ir a su despacho e iba con el albornoz de haber salido de la ducha. Se lo abrí para sobar la suave piel de su culo.
- Gracias por tu regalo. –Me dijo sin dejar de sobar ella ...