De mis vacaciones con la tía Bertha (Parte IV)
Fecha: 15/09/2023,
Categorías:
Transexuales
Autor: Dann24, Fuente: CuentoRelatos
A la mañana siguiente desperté sin entender si lo que había ocurrido era parte de un mal sueño, y consideré adormilada, que posiblemente aún estaría en casa de mi mamá. Sin embargo, algo era seguro: sentía un intruso entre mis nalgas. Abrí los ojos y recordé el cuadro completo: mi querida tía me había humillado la noche anterior sin que yo pudiera defenderme. Dejé el camisón en la cama y me puse una bata de satín verde que hallé en el clóset. Quería quitarme la jaula del pene que me lastimaba cada vez que quería tener una erección, el simulador de vagina que me daba calor y sobre todo el tampón que tenía clavado en el culo. Pero la amenaza de mi tía pudo más que mi golpeada entereza y simplemente bajé las escaleras que me llevaban al comedor. Una vez llegando al final de la escalinata, la tía me miró y dijo:
-Hola preciosa. ¿Dormiste bien? Ven a desayunar con tu tía.
Yo avancé hacia ella, y al verme caminar dando saltitos preguntó:
-¿Por qué andas así?
-Es que el tampón se siente muy incómodo- contesté al llegar con ella y sentarme a la mesa.
-Jaja -liberó una profusa carcajada- ese era un efecto que no había pensado pero que quedó de diez. Con unos tacones, caminarás justo como lo hace una señorita.
-Tía- comencé a decirle, esperando encontrar un poco de empatía en ella- creo que ya no quiero seguir con esto. Al menos, no con esta parte.
Ella se me quedó mirando. Fijamente primero, y luego no alcance a percibir si con firmeza o ternura.
-Mira Danny. ...
... Ahora no lo entiendes, pero si que lo harás. Así que la respuesta es no.
Me sentí algo desvalida. Sola, y desconsolada. Pero ella continuó:
-Si ya acabaste de almorzar, ve a bañarte. Tienes mi permiso para quitarte lo que te molesta mientras te duchas. Inmediatamente después quiero que te laves cómo te enseñé y te pones todo lo que te deje encima de tu cama ¿Estamos?
-Si señora- respondí con algo de rencor.
Al entrar a la ducha, sentí liberado mi pene y mi culo y quise pajearme. Pero no me atreví porque la tía estaba a unos cuantos metros de la regadera y posiblemente sospecharía si me tardaba de más. Hice mi enema -con algo de esfuerzo- y salí a la habitación. Sobre mi cama había una coqueta tanga que en la parte frontal llevaba un simulador de labios vaginales. Un sujetador del mismo color hueso, un vestido corto y floreado, sandalias de mediano tacón y un listón de color rojo, con el que de seguro Bertha quería que me anudara el cabello. Hasta ahí soportable todo, excepto porque también se encontraba un tampón más largo y grueso que el anterior...
No supe bien que hacer. No quería desobedecer a la hermana de mi madre, pero tampoco quería ponerme semejante monstruo en mi colita. La indecisión se cortó cuando ella se asomó al cuarto y me dijo:
-Espero que no estés pensando no ponerte todo mi niña. Me causaría un gran disgusto.
-No, no tía- le contesté con voz apenas audible.- Solo quería ver qué va primero.
Ella señaló el artículo de higiene femenina y ...