De mis vacaciones con la tía Bertha (Parte IV)
Fecha: 15/09/2023,
Categorías:
Transexuales
Autor: Dann24, Fuente: CuentoRelatos
... agregó:
-Y por favor apúrate, que necesito que vayas a la tienda a comprar unas cosas.
-Está bien señora. -Asentí sin ganas.
Tenía que empezar con el tampón, y había que insertarlo completo en mi agujerito, pues el cordón iba a estar colgando y debía notarse lo menos posible. Esto me llevó más tiempo de lo esperado, hasta que finalmente lo conseguí. Dejé la jaula del pene de lado, pues vi que el calzón era suficiente, me acomodé las demás prendas y coloque un suave maquillaje en mi cara. Realmente era una linda muchacha a pesar de todo.
Entonces Bertha me dio instrucciones de en qué tienda debería realizar las compras, las indicaciones para llegar -no estaba tan lejos, pero si enredado y a varias cuadras- y el dinero para pagarlas. Salí a la calle fresca y libre, dando saltitos a cada paso que daba y sobre todo contenta. La sensación de aire corriendo por debajo de mi falda era grandiosa y la ligereza de mi vestido me hacía sentir ágil y delicada a la vez. Pero conforme iba avanzando, noté que los hombres se me quedaban viendo con lujuria en su mirada. Alguno me chifló, otro me dirigió un piropo grosero y uno más empezó a seguirme por mucho ...
... tiempo. Me espanté de pronto, y me di cuenta de que mi vestido era algo provocativo y empecé a caminar más rápido. Y el hombre aquel apuró igualmente el paso y yo quería correr del miedo que me dio. Llegué a la tienda con el corazón en vilo, y el dependiente -a quien no noté que era joven y guapo- intentó calmarme en cuanto me vio:
-¿Estás bien amiga?
-Si, gracias. Es que un tipo me venía siguiendo.
Una gran carcajada salió de el cuando me dijo:
-Bueno, es que tu vestido llama mucho la atención, a pesar de ser playa. Pero haremos esto: te surtiré tu pedido y te acompaño de regreso a casa. ¿Te pareces bien?
-Si, gracias... perdón, no te pregunté tu nombre.
-Ricardo amiga. ¿Y tú eres...?
-Daniela- contesté, a la vez que al fin veía al portento de hombre que me acompañaría a casa.
De regreso veníamos bromeando, y yo cada vez me admiraba más de él: debía tener unos 24 años, y se veía que hacía mucho ejercicio, pues sus brazos y piernas estaban marcados y en forma. Y sin querer, aprecié de reojo su paquete que se adivinaba por debajo del pantalón de mezclilla: debía ser una cosa impresionante...
Esta historia continúa en el próximo avance.