1. El Esclavo


    Fecha: 17/09/2021, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Maximus, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... Además, mi padre me enseñó a usar la espada por si era necesario.
    -¡Pues te enseño muy bien a manejar espadas! 
    Le dije y él se sintió muy apenado al entender a lo que yo me refería. Luego siguió con la mamada, que, siendo honesto, no me calentaba tanto como poseer su culo.
    Lo levanté de la cama y le ordené que se quedara quieto. Él así lo hizo, pero se tapó el pene con sus manos.
    -Ni que no te lo hubiera visto ya.
    Le dije y el chico me mostró los dientes como perro. Llamé a mis esclavos y les ordené que me trajeran a una de mis mujeres esclavas, una joven, más o menos de la edad de él. Cuando la muchacha entró llegó desnuda y Skýlos, en plena flor de la juventud, no podía quitarle la vista de encima a la muchacha. 
    -Cógetela.
    Le ordené al chico. Él me miro con cara de confusión. Pero yo repetí la orden y él tuvo que hacer lo que yo le decía. La muchacha se puso en cuatro y cuando Skýlos se quitó las manos de su verguita me llevé la sorpresa al ver que su pájaro ya estaba parado. Era común en esa edad. Skýlos se posicionó tras la esclava y le metió la verga por la vagina con agresividad. La chica solo gemía de placer. 
    Yo me senté a lo lejos y me la jalaba al ver el espectáculo. Las nalgas del muchacho iban y venían, mostrando de vez en cuando su fundillito. Las bolas de él rebotaban en las nalgas de ella. Y me excitaba ver como su hombría entraba y salía de la panocha de la mujer. Skýlos empezó a sudar por el esfuerzo. Yo sin hacer ruido me escabullí por detrás y ...
    ... preparé mi embestida. Con una mano agarré mi verga y apunté al culo del chico, y con mi otra mano lo sujeté del hombro. Cuando él sintió mi mano en su hombro rápidamente grito: 
    -¡No señor, no por favor.. noooo! ¡AAAAH…!
    Pero fue muy tarde, ya que, otra vez, de un solo golpe le metí la mitad de mi virilidad en sus entrañas. La muchacha se asustó por el grito y se escabulló de la zona de guerra. Notó decepcionada que Skýlos había perdido la erección a causa de mi metida. Es que el chico era 100% heterosexual, ni que hacerle. 
    -¡NOOO! ¡NOOO! 
    Gritaba mi muchacho con todo el aire de sus pulmones. Su interior estaba muy apretado, y en lugar de aflojar para mitigar el dolor, el muy idiota apretaba más. Yo so sujeté de atrás de sus rodillas, me puse de pie y lo cargué sin sacarle mi mazacote del asterisco. Él se recargó en mi pecho y así lo hice cabalgar cobre mi herramienta hasta que se la metí casi toda completa. Algo impedía mi entrada final, sentía que la punta de mi verga chocaba con una pared, pero ese muro interior no era rival para mi lanza. Se la empecé a sacar lentamente, centímetro a centímetro, Skýlos respiraba con agitación e intentaba agarrarse de mí para no caer y enterrarse solo la estaca. Cuando saqué mi cabecita a la mitad solté sus piernas y lo dejé caer de lleno sobre mi verga. Un grito de dolor y un grito de placer inundaron la habitación. Él se enterró solo por su propio peso y yo había logrado penetrar su segundo anillo anal. Fue tanto el placer que sentí en ...
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