El Esclavo
Fecha: 17/09/2021,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Maximus, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... ser aleccionados. Ya les había dado la oportunidad de llevar una buena vida, pero ellos no la aceptaron. Así que los trataría como los perros traidores que eran.
-A la calle!
Grité y los guardias que detenían a mis esclavos me hicieron caso y los llevaron jaloneando a la calle fuera de la Villa, una calle principal. Yo salí con ellos.
En la calle pedí que instalaran dos postes, uno enseguida del otro, y ordené que ataran a Skýlos a dichos postes. Una mano y un pie a un poste, la otra mano y el otro pie al otro. Hacía una X con el cuerpo. La gente se le quedaba viendo. Él seguía gritando de coraje y luchando por soltarse de las ataduras.
Tomé un palo de madera, liso y con forma de palo de escoba, y sin pedir permiso se lo introduje a Skýlos por el culo. Él empezó a gritar de dolor. Yo había hecho eso con mucha agresividad, no quería causarle placer, quería que le doliera y sintiera el castigo por traicionar mi confianza.
Obligué a Koutávi a ver muy de cerca el espectáculo que el culo peludo de su hermano mayor estaba dando. El chico también gritaba para que dejáramos en paz a su hermano, pero de nada servía.
Le metí el palo hasta que no entró más y luego ordené que se lo ataran de la cintura, para que no pudiera sacarlo por más que pujara. Lo tenía empalado por el culo.
Luego trajeron un palo largo, con cuatro patas en forma de V y ahí ordené que recostaran boca abajo al menor. Lo ataron bien al palo y su culito virginal quedo al aire. Skpylos tenía vista ...
... directa al espectáculo. La gente ya se había reunido, algunos empezaban a masturbarse viendo lo que pasaba.
Me quité la túnica y mostré una erección descomunal.
-Esto es lo que les pasa a los perros que muerden la mano del amo.
Dije y empecé a meterle la verga a Koutávi. El chico gritaba y lloriqueaba por el dolor. No me había detenido a prepararle el culo, lo que quería era placer solo para mí y que él se llevara el castigo.
Mi verga dolía porque la entrada estaba muy apretada. Su anillo de hierro prensaba mi verga haciendo más lenta su entrada. El chico lloraba y era un mar de lágrimas. Su cara estaba roja de coraje y dolor. El mayor también empezó a lloriquear y maldecir.
Cuando pensé que ya no entraba más, sujeté los hombros del muchacho y de un empujón le dejé ir toda mi herramienta de golpe.
-¡Aaaaah…! Gritó muy fuerte.
Y se escuchó un pop de ano reventado. Me dio olor a miados y me di cuenta de que se había miado por la estimulación anal.
Su culito, perfecto para su edad, se sentía como las nubes. Y el interior era un hervidero. Sentía que sus entrañas me mamaban la verga con apretones. A veces sentía que empujaba hacía afuera, como queriendo hacer popo, para tratar de zafarse la verga invasora. Pero aquellos movimientos anales lo único que hacían eran calentarme más. Empecé a bombear, muy rápido, como un desquiciado. Y a las pocas metidas le llené los intestinos juveniles de mi leche. Saqué rápidamente la verga y le abrí las nalgas con las manos. El culo se ...