1. La come guachos


    Fecha: 04/07/2018, Categorías: Anal Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Norma obtuvo sin inconvenientes la credencial de vitalicia inamovible en un boliche sin mayores lujos, pero elegido por los adolescentes solo por lo barato de los tragos. Por alguna razón, pronto comenzó a llenarse de veteranas que se entusiasmaban con la carne fresca, y Norma fue la más reconocida en ese aspecto. Tiene 43, sale siempre sola, es divorciada y prefiere danzar al son de la cumbia y terminar la noche cabalgando a algún pendejito o regalando petes tras los arbolitos que enamorarse y asumir mayores compromisos.
    
    Usa polleras por demás cortas para su edad aunque le queden increíbles, además de remeritas con escotes prominentes, medias de red y zapatos de tacos altos. La vieja es una zorra insaciable. Le fascina refregar el ojete en las carpas de los pendejos alzados del boliche. Los provoca y calienta porque sabe que tiene un culo soñado y unas tetas pequeñas pero chupables y deseadas.
    
    Una noche conoció a un rubio de veinte que la sedujo con un par de pellizcos en el culo. Pero nuestra petera incorregible notó que era virgen apenas lo sacó a la vereda mientras el boliche apagaba las luces, le comió la boca con cierto fastidio, ya que ni sabía besar, le bajó el pantalón y lo peteó hasta dejarle el ganso como una pasa de uva, y en cuanto él la bañó con su espeso y candoroso semen repleto de juventud, ella le comió la boca otra vez, pero ahora para compartirle su lechita, mientras él suspiraba como un pollito mojado.
    
    La noche siguiente se hizo la loca con ...
    ... dos hermanos de 18 y 22. No paraba de mover las caderas mientras se tranzaba a uno, y al otro le manoteaba la pija con ganas. Solo que, en cuanto descubrió que al pibe se le empapaba todo el jean, decidió dejarlos y perseguir a un morocho con toda la pinta de rockero, al que nunca había visto en el lugar. Se le hizo la anfitriona convidándole tragos caros, ofreciéndole puchos y mordiendo sus labios para evidenciarle que le comía el bulto con la mirada. Hasta que comenzó a arrinconarlo, y cuando no pudo más se lo tranzó poniendo sus manos en la cola del pibe, que le manoseó las gomas con violencia en el momento exacto que ella le gemía al oído entre lametazos y apoyadas.
    
    La paciencia del morocho se derrumbó cuando la arrodilló en el piso de golpe, desabrochó los botones de su pantalón y la obligó a mamársela como una puta bien paga.
    
    Apenas él le volcó su coctel de semen ardiente en la boca, como a ella le hacía feliz, él la invitó a un telo. Pero la doña se conformó con el confortable auto de su padre, el que le robó sin permiso para levantarse a una minita. Ahí nomás, en el asiento trasero Norma lo peteó, le dio la concha y el culo casi hasta el amanecer.
    
    Cuando el pibe le confió que cumplía 18 se emocionó, al punto que le pidió ir cerca del río, donde le devoró la pija como una pordiosera, disfrutando el gusto de sus agujeros en la piel peneana del lechero de turno, que sintió una angustia extraña cuando ella se bajó del auto, y sin saludar se perdía entre la gente. ...
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