La come guachos
Fecha: 04/07/2018,
Categorías:
Anal
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... acabada del negrito fue como la de un caballo, justo cuando las campanadas de la iglesia daban las 6 de la mañana, y el brasuca la regaba entera, asegurándose de que trague un poco. Le manchó desde el corpiño hasta las medias, y se fue silbando desafinado mientras Norma se quedaba dormida en el banco, por causas del fuego de puro alcohol de cuarta irrumpiendo en sus neuronas.
Dormía momificada, con la pollera corrida, los tacos en el suelo y las piernas abiertas; lo que motivó a Lisandro y a Facu, dos nenes de no más de 18 que se ratearon del colegio a detener su atención en ella y contemplarla.
Se le acercaron. Facu le corrió la bombacha y le pegó una olida a la parte que le coincide a la concha y sacó la pija afuera del pantalón para pajearse, entretanto Licha hacía pis hacia arriba por tener el pito parado. Ella despertó antes de que Facu le encaje su pija en la boca entreabierta. Pero se hizo la boluda para probar hasta dónde serían capaces de llegar.
Se dejó manosear las tetas y que le froten sus pijas en las piernas, la cara y y hasta en la pollera, donde Licha se limpió la puntita. Hasta que oyó decir a Facu: ¡mansa calentura me agarré guacho, hay que violarla!
Ella se puso de pie tras un bostezo del sol de las 8, los arrinconó y les hizo saltar todos los botones del guardapolvo tras aprisionarlos en sus brazos para tranzarlos y lograr que ellos se coman las bocas entre sí también, con sus manos pegoteándose con el presemen y el sudor de esos genitales ...
... juveniles.
Finalmente, y antes de que los curiosos sospechen, los subió a un taxi con ella y, pronto entraron a los tropezones a su casa. Allí los desvistió, les dio de mamar de sus tetas un toque a cada uno, ató a Licha en una silla de piernas y brazos, también a Facu aunque acostado sobre la mesa, y comenzó a ir y venir de una pija a la otra. El olor a bolas de los turritos pervertía a la mujer a instancias inimaginables, quien mientras los peteaba les fregaba sus slips sucios y manchados en la cara, les lamía el culo, les mordía las nalgas, les daba unos sopapos rabiosos, los insultaba y les pellizcaba las tetillas. Hasta que los desató y los llevó contra la pared donde se metía las dos pijas juntitas en la boca al tiempo que ellos debían intentar meterse un dedo en el culo, uno al otro. Los gemidos de gatitos miedosos de los púberes desquiciaban la lengua y la saliva de Norma, quien se quedó con ellos toda la mañana para dejarlos con la pija inutilizada de tanto acabar en su boca. Aunque se los cogió después de que los obligó a chuparse las pijas y el culo entre ellos.
Los nenes no se arrepintieron de ratearse del colegio, el brasuca no creía que esa jovata la succionara mejor que una pendejita, el morocho sueña todos los días con que le vuelva a dar cabida y los pendejos del boliche se pajean todas las noches pensando en lo morbosa y movediza que es la lengüita de Norma. Pero ella sigue buscando incansable al pendejo que se la coja mejor que su hijo, con el que lo hizo ...