El sobrino de mi esposa me convierte en su perra - Relatos Eróticos

El sobrino de mi esposa me convierte en su perra

... me di cuenta que no había sido desvirgado porque su capuchón tapaba casi toda la cabeza de su verga , luego me eche en la cama, me baje el calzón, el se colocó en mi encima pero no sabía introducir, le cogí la verga, le eche silaba y le dirigí a mi huequito, fue una sensación nunca sentida, me comenzó a penetrar, estaba ajustado y yo sentía como si quisiera orinar, hasta que se aflojo y empezó a meter y sacar , a las pocas movidas que se dio sentí que mi semen me salía por mi pene que ni siquiera se había parad, grite y el siguió dando algunas movidas más, pero también rápido termino y se quedó tranquilo encima.
Cuando llego mi señora yo estaba nervioso y ella se dio cuenta por nuestro nerviosismo, pero no me dijo nada.
Después de 2 días volvimos a tener sexo y fue mucho más agradable hasta que se hizo costumbre,
Cuando termino de trabajar, el algunos días no iba a trabajar y venía a la casa, hasta que una mañana después de que me había hecho su mujer, nos quedamos dormidos y no nos dimos cuenta de la hora, en eso en la puerta del dormitorio escucho un ruido y era mi mujer estábamos desnudos y él había dejado su verga dentro mío, ella se dio cuenta en el momento que la saco flácida, y dijo que hacen parecen marido y mujer y no supimos que inventar hasta que tratamos de decirle que a él también le gustaba vestirse de mujer, sabía que no me creía pero para salir del atoro, le pidió que se vistiera de mujer y él lo hizo.
Desde ese día ella comenzó a salir por las tardes y los domingos por la mañana hasta que mi sobrina le había visto un domingo subiendo a un taxi con un señor canoso y moreno, por lo que eso me sirvió para sacarle en cara y me deje seguir viendo con Manuel, les Juro que es mi historia real, aunque creo que está mal contada y en desorden y me falta mucho por que mi vida desde ese día ha cambiado y soy un esposo y esposa a la vez feliz y dejo que mi esposa sea feliz comiendo otras vergas