Buena Vecina para los Okupas Part 2
Fecha: 06/07/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Hardcore,
Anal
Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... a mil por hora, estaba buscando en la agenda el número de su marido. Lo estaba haciendo. ``¿Qué hago?´´ se preguntó, temblando. Mirando a ese demacrado cincuentón desnudo y pajeándose frente a ella ``Había venido a jugar un poco con él… Y voy a comérsela´´ se dijo sin poder dejar de mirarle el rabo. Píííí… Píííí…— El manos libres –recordó el viejo de pelo grisaceo. Ella obedeció, activando la función del altavoz mientras suplicaba telepáticamente a su marido que no lo cogiese.Pííí… Píííí… ``¿Por qué hago esto? ¿Por qué le estoy llamando? Cualga… Vas a arruinar tu matrimonio…´´ Píííí… Cauchh.— ¿Sí? –inquirió su marido al otro lado de la linea. Su esposa cerró los ojos maldiciendo, antes de abrirlos y mirar a los ojos de Brandon. El ocupa le indicó con el dedo índice que se acercase, mientras con la otra mano se continuaba pajeando.— Cariño… Solo quería hablar contigo. ¿Qué tal estás?``Dile que vas a desayunar un buen plátano´´ vocalizó Brandon con malicia sin ser oido siquiera por ella. Cuando Pablo terminó de explicar que estaba bien, Andrea repitió lo que el cincuentón le había ordenado, preguntándose aún a sí misma porque estaba cediendo.— Pues yo voy a comerme una butifarra ahora… -confesó gateando hasta ubicarse entre las dos piernas del hombre y agarrar con la mano que tenía libre aquel hediondo y sudoroso rabo, casi tan duro como una piedra.Dejó el móvil justo al lado, sobre las sábanas blancas, al tiempo que admiraba y repudiaba las características de aquel enorme ...
... cipote. Lo bueno, evidentemente, era el tamaño y la dureza. Parecía mentira que un miembro viril de cincuenta años pudiese mantenerse de aquella manera, lo malo era la higiene. Apestaba a un olor muy característico, delicioso y asqueroso a la vez. Era una fragancia que se le metía en la nariz y la hacía extasiarse mientras le provocaba un cosquilleo en sus puntos erógenos. Las venas, grandes como pequeñas lombrices verdosas, sobresalían de la carne oscura.— ¿Una butifarra, a esta hora? –preguntaba Pablo, extrañado. De fondo se oía el ruido de las teclas del teclado. Su marido estaba escribiendo al tiempo que trabajaba con el ordenador.``Cómetela´´ vocalizó en silencio Brando, imperioso; justo antes de poner en jarra sus brazos apoyando la nuca en sus manos. Se vió tentada a no responder a su marido y llevársela a la boca. No sabía que responder, y por otra parte tampoco quería esperar más. Se moría por tenerla dentro, por dejarse robar por aquel bastardo… Pero irónicamente, o así lo veía ella, no quería ser infiel a su marido. Era un juego, eso era. Iba a comerle la polla a ese viejo verde, sin llegar a tener sexo con él. Por lo tanto, no podía ser una infidelidad.— Sí… Tengo mucha hambre –acercó la nariz al glande y al bajar el prepució vio espegma acumulado bajo este. El olor la volvió loca. Era esa fragancia que inundaba la habitación.``Apesta demasiado…´´ rezó para sus adentros, odiando y amando ese olor al mismo tiempo. Quería apartarse, alejarse de ella...— Pero, cariño… ...