1. Nuestra amiga argentina y el jardinero


    Fecha: 10/07/2018, Categorías: Anal Autor: dantraloco, Fuente: CuentoRelatos

    Yo ya sé que tengo una debilidad con la gente que trabaja en casa o en el edificio donde vivía antes, no sé, debe ser porque es algo prohibido, y eso me excita mucho.
    
    Hace poco nos mudamos a una casa grande con pileta y jardín, tanto la pileta como el jardín estaban muy mal, entonces mama contrato a un jardinero para que venga a arreglarlos, por lo que venía bastante seguido.
    
    El primer día que lo vi, ¡me quería morir! Tendría 27 o 30 años, muy alto, pero lo que más me impresiono fue el lomo y los brazos que tenía, cada brazo era como una piernita mía, y el lomo, ¡por favor!, estaba con una remera ajustada que se le notaba todo, cuerpo ¡muy trabajado!
    
    Empecé, con lo que yo llamo “a jugar con él”, los primeros días, le llevaba siempre un vaso de coca y yo siempre estaba con shortcitos o polleritas cortitas, cómoda como para estar en casa, a veces cuando se iba yo estaba con la tablet en el living sentada en el sillón y con las piernas sobre la mesa ratona, cosa de dejar todas mis piernas, casi hasta la tanga a su vista. Así pasaron los primeros días, hasta que fuimos tomando más confianza, siempre le llevaba el vaso de coca, a veces después de que lo tomara lo iba a buscar (siempre lo dejaba en el borde de la pileta), agachándome de tal forma que me viera hasta la bombacha.
    
    Siempre que hacía eso, me aseguraba que María (la chica que limpia en casa) estuviera en la cocina, cosa que no se animara a decirme ni hacerme nada.
    
    Un día subí más la apuesta (como hago ...
    ... siempre) y empecé a jugar, pero con fuego, ¿qué hice? Les cuento: uno de los dormitorios que está arriba tiene un balcón francés (es decir con un ventanal desde el piso hasta casi el techo), desde ese dormitorio no hay ningún vecino que me pueda ver. Yo no sabía qué días iba y que días no, entonces ese día, me levanto, no bajo a saludarlo, como haciendo de cuenta que yo no sabía que él estaba, me voy al dormitorio que les dije (que no tiene ni persiana ni cortinas todavía), cuando me asegure que él estaba al fondo del jardín de tal forma que me pudiera ver me empiezo a cambiar, me saque el pijamita, me quede desnuda, di unas vueltas por el cuarto hasta que me asegure que me vio desnuda y me vestí.
    
    Cuando bajé lo saludé haciéndome la sorprendida, como que no sabía que estaba, y hago lo de todos los días, le llevo el vaso de coca y cuando se va me quedo sentada, como les conté en el living, con una re mini que se me veía hasta la bombacha (porque tenía las piernitas arriba de la mesa ratona).
    
    La próxima vez que vuele hago lo mismo, me desnudo cerca del ventanal, pero me quede un rato dando vueltas por la habitación, me pongo una pollerita de jean re cortita, una remerita también cortita, de esas que dejan la pancita al aire sin corpiño, y bajo.
    
    Le llevo un vaso de coca (como hacía siempre), me dice el vasito de todas las mañanas jaja, le digo que sí, me voy, aunque estaba de espaldas sentía que me cogía con la mirada (las chicas me van a entender). Salí para boludear un ...
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