La mujer prohibida - Relatos Eróticos

La mujer prohibida

... calor, pero si abrimos la puerta va a desordenar tus papeles
-Eso si lo puedo solucionar - y desabotonó mi blusa sonriendo - puedo?
Solo pude asentir además sabía que debajo de mi blusa llevaba siempre alguna playera “de ahí no pasarás” pensé
Justo cuando terminó de desabotonar mi blusa su amigo Armando le timbró al teléfono y como relámpago se alejó de mi, mi amiga Camila desde la habitación nos gritó “siguen vivos?” y le respondí con un mensaje a su celular… a lo que ella solo respondió “Manuel”
Ellos no salieron de la habitación y de repente volvíamos a escuchar los gemidos de Camila… iban por su segundo Round.
Eduardo prendió el televisor y se sentó en la otra orilla del mueble
- ¿estas mas cómoda? - miraba mu blusa desabotonada y la playera escotada que llevaba debajo con una sonrisa pícara - o si quieres ven acércate y te sirvo de almohada.
Me acerqué a el para recostarme en su hombro a ver tele y el me rodeó con su brazo y apenas habían pasado 5 minutos me dijo
-creo que nos toca cambió de almohadas y las tuyas se ven muy cómodas, ¿puedo recostarme?- yo pensaba que se refería a mis pechos así que me sonrojé. 
- Claro, pero deja me acomodó en el mueble para que puedas quedar bi…- el me tomo de las piernas y las acomodó para luego poner su cabeza en ellas -o oh! Ya te referías a mis piernas. 
De repente me miro desde abajo y me empezaba a acariciar las piernas hasta subir a la cintura de mi pantalón y jugar con el botón de mis Jeans
- ya vi que secreto ...

... escondía la blusa - dijo mirando fijamente a la tele- pero que esconde este botón que tengo entre los dedos 
Ya no aguantaba mas, escuchar los gemidos de mi amiga me había excitado, ¿y que si Manuel me quería para el? Si no tenía el valor de hablarme de frente ¿quien salía perdiendo? Mire los ojos claros de Eduardo y no dude más, me sentía hipnotizada, me puse de pie rápidamente solo para montarme en sus caderas, el aún sorprendido de mi respuesta tan rápida se quedo boquiabierto y no tuve mas remedio que besarlo, fue como si un volcán acabara de estallar, me abrazó con todas sus fuerzas y empezó a besarme como si no hubiera un mañana, mientras intentaba desvestirme, yo no perdía el tiempo, sentía como su pene se había endurecido y lo quería sentir en mi, quería pertenecerle al chico de los ojos claros, afloje su cinturón y el supo que buscaba, me quito mi blusa y bajo mi playera para dejar mis pechos al descubierto, ambos nos mirábamos con locura desenfrenada, me beso cada centímetro de la piel y cuando ya no pudimos mas, sin pensar en nada, yo abrí mis piernas para dejar que su pene entrara en mi.
Nos mirábamos con esas miradas traviesas como si fuéramos pequeños, nos  besábamos brevemente, como si fuera nuestro primer beso, con tal de evitar que un gemido se escapara de mi boca, sentía como me penetraba como si hubiera esperado eso por una eternidad y aun así jamás dejo de sentirse tierno.
Cuando nos habíamos cansado, nos recostamos en el sofá a seguir acariciándonos y ...