1. Las confesiones de Jorgito (3)


    Fecha: 13/07/2018, Categorías: Confesiones Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... lo dije…
    
    -Sí, y hasta creo que te quedaste corto… -comentó el recién llegado.
    
    -Bueno, voy a pedir la pizza y una cerveza… -dijo el señor Manuel y se dirigió al teléfono.
    
    -Manuel me dijo que tenés dieciocho años… -me dijo el señor Enrique.
    
    -Sí…
    
    -Pero parecés de quince…
    
    -Sí… me lo dice mucha gente…
    
    -Nunca vi a un chico tan lindo como vos… -me halagó haciendo que me pusiera colorado.
    
    En ese momento volvió el señor Manuel: -La pizza vendrá en cuarenta y cinco minutos. –anunció y de inmediato nos invitó a pasar al dormitorio, donde me pidió que me desnudara: -Mostrale a mi amigo todos tus encantos, lindo…
    
    -Sí, dale, Jorgito, mostrame… -
    
    Yo me puse coloradísimo, pero a la vez me excitó eso de exhibirme ante un hombre al que acababa de conocer.
    
    -Está bien… -murmuré y empecé a quitarme la ropa: las zapatillas, la camisa, el jean y finalmente el calzoncillo, siempre mirando al piso y con las mejillas ardiéndome.
    
    El striptease se dio en medio de comentarios admirativos que iban intercambiando los dos hombres.
    
    Cuando quedé desnudo estuvieron mirándome en silencio durante unos segundos, hasta que reanudaron los elogios, el primero del señor Enrique:
    
    -Es increíble el cuerpo que tiene…
    
    -Sí, nunca vi algo parecido en un chico, y mirá que me he comido varios…
    
    -Esa cinturita, esas piernas, si parece una chica…
    
    -Y ahora preparate para verle el culito… Date vuelta, lindo… -me ordenó el señor Manuel y cuando giré oí la exclamación del señor ...
    ... Enrique:
    
    -¡Increíble! ¡qué culo! ¡qué hermoso culo!... Che, quiero darle ya, ¿tenés vaselina o alguna cremita?
    
    -Ya te traigo, vos dale que me va a dar morbo mirar…
    
    Yo esperaba que me cogieran después de cenar, pero me encantó que el señor Enrique quisiera darme un anticipo.
    
    Cuando el señor Manuel volvió del baño el señor Enrique se había quitado los zapatos y el pantalón y sacado su pene sin molestarse en quitarse el calzoncillo.
    
    -Tomá, untate bien la pija y ponele al nene un poco en el agujerito.
    
    -Vaselina, muy bien… -aprobó el señor Enrique y lo vi lubricar abundantemente su pene, que tenía más o menos el mismo tamaño que el del señor Manuel. Yo estaba muy excitado y obedecí enseguida cuando el señor Enrique me hizo subir a la cama y ponerme en cuatro patas. Me encanta esa posición porque me hace sentir un perrito. Se me escapó un gemido cuando sentí que me ponía vaselina en el orificio anal y sin demora apoyó allí la punta de su pene para después empezar a metérmelo.
    
    Grité cuando sentí ese dolor intenso que ya me era bien conocido, pero como ya sé desde mi primera penetración con el vibrador el dolor fue mermando hasta desaparecer casi por completo. A partir de allí fue goce, solamente goce, un goce tan intenso como lo había sido el dolor inicial.
    
    El señor Enrique jadeaba fuerte y eso me ponía más caliente y aumentaba mi placer. Lo mismo que cuando el señor Manuel, que miraba desde un costado de la cama alentaba a su amigo.
    
    -¡Bien, Quique, bien! ...