1. El Campamento - Part 2


    Fecha: 24/07/2017, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... apretándome las nalgas, regresaron a mi mente, haciendo que mi cuerpo volviera a encenderse. Al verme desnudo frente al espejo, mi mente empezó a volar y nuevos deseos empezaron a aparecer en ella… ¿Qué se sentiría tener algo dentro de mi culo? Nunca antes me había metido nada por allí… ni siquiera se había cruzado la idea por mi mente, pero ahora sólo en eso podía pensar… Quería saber que se sentía… Entonces empecé a mirar por todos lados, buscando algo que pudiera servirme como experimento, algo no tan grueso ni tan largo, que sea suave y no me haga daño, pero lo único que pude encontrar fue el cepillo de dientes de Arturo, que tenía un mango de goma bastante suave y lo suficientemente delgado como para que sirviera como primer experimento. Una vez con el cepillo en la mano no supe realmente que hacer. ¿Debía metérmelo así como así? Realmente dudaba que aquello entrara tan fácilmente, a pesar de no ser muy grueso. No, necesitaba algo para lubricar mi ano, para que el cepillo entrara con mayor facilidad, pero lo único que se me ocurrió en ese momento fue usar un poco de jabón, ya que pensé que haría que el cepillo resbalara y entrara más suavemente. Decidido a seguir con mi experimento, tome un poco de jabón y lo humedecí en el lavadero, luego levanté una pierna sobre el retrete y empecé a untarme el jabón directamente en mi agujero, mientras observaba mis movimientos a través del espejo que tenía en el suelo. Luego de que mi ano estuvo bien húmedo, empecé a introducir el ...
    ... cepillo de dientes de Arturo lentamente, sintiendo como mi agujero oponía resistencia al inicio. No puedo decir que fue dolor lo que sentí cuando los primeros dos centímetros del cepillo lograron entrar dentro de mí, fue más una incomodidad que un dolor, pero el morbo de ver a aquel cepillo entrar entre mis nalgas en aquel espejo me inspiraba a continuar introduciéndolo más y más. A pesar de tener todo el cepillo ya dentro de mí no sentía ningún placer, ni ningún dolor, solo incomodidad, lo que me decepcionó un poco, ya que esperaba sentir algo del placer que vi en el rostro de Jordán. Aún obstinado en querer sentir algo más, continúe metiendo y sacando el cepillo de mi culo, aumentando el ritmo poco a poco, a medida que la incomodidad empezaba a desvanecerse. De pronto la puerta del baño se abrió de golpe, dejándome petrificado por la sorpresa. Entonces Jordán apareció por la puerta, quedándose helado al encontrarme con una pierna sobre el retrete, con el culo al aire y con el cepillo de dientes de Arturo metido entre mis nalgas. ―¡Mierda! ¡Que no sabes tocar! ―exclamé nervioso, maldiciendo en mi mente al idiota que diseño esas puertas para baño sin seguro. ―Lo siento… lo siento ―se disculpó Jordán, con el rostro pálido aún por la sorpresa. De inmediato me saqué el cepillo del culo y me asomé por la puerta para ver si alguien más se había percatado de aquel incidente, pero todos parecían seguir durmiendo tranquilamente. Con sumo cuidado cerré nuevamente la puerta y me volví ...
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