1. El Campamento - Part 2


    Fecha: 24/07/2017, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... entre cada beso. Sin querer perder mi oportunidad, empecé a bajar mis manos por su espalda hasta llegar a sus nalgas, aquellas hermosas y rellenitas nalgas que tanto había admirado hace unos momentos y que ahora tenía a mi disposición. Las manos de Pablo, al sentir las mías en sus nalgas, empezaron a bajar por mi pecho hasta mi buzo, y se metieron dentro de él, aferrándose a mi pene con fuerza. De inmediato Pablo dejó de besarme y me quedó mirando a los ojos, luego, sin que yo le dijera nada, se arrodilló frente a mí y de un tirón me bajo el buzo, dejando al aire libre mí pene ya erecto. Sin pensarlo mucho, Pablo se metió mi pene en su boca y empezó a chuparlo con desesperación, como si estuviera perdido en el desierto y mi pene fuera su única fuente de agua. Aquella era la primera mamada que me hacían, y a pesar de que no tenía previas experiencias con las cuales compararla, me parecía que Pablo estaba haciendo un excelente trabajo. Con suma pasión, mi amigo chupó mi pene por un largo rato, jugando con mis huevos, lamiendo cada centímetro de mi piel hasta que toda mi entrepierna estuvo húmeda por su saliva. Entonces Pablo se incorporó y me quedó mirando por un segundo, y en sus ojos pude ver lujuria pura. ―Métemela ―me dijo casi suplicando y luego se dio vuelta y se inclinó sobre la pared, dejándome sus nalgas a mi alcance. Nunca me hubiera imaginado que Pablo tenía ese lado oculto, siempre hablaba de chicas y de todas las experiencias sexuales que había tenido con ...
    ... ellas. Quien iba a pensar que era un pasivo lujurioso. Embelesado con sus hermosas nalgas, me incliné hacia ellas y empecé a besarlas, acariciarlas y a pasar mi lengua por su piel, haciendo que Pablo lanzara suspiros y gemidos ahogados. Todo su culo olía a jabón, ya que recién salía de la ducha, por lo que me animé a ir más profundo con mis lamidas. Apenas abrí sus nalgas y mi lengua tocó su agujero, Pablo dio un salto y lanzó un suspiro. ―Sí… sigue por favor… métemela ya… ―suplicaba entre jadeos. Con mi lengua recorrí cada rincón de aquel rosado agujero, dejándolo lo bastante húmedo como para que mi pene pudiera entrar sin mucha dificultad. A pesar de que era la primera vez que iba a penetrar a alguien no me sentía nervioso o preocupado, era bastante obvio lo que tenía que hacer. Una vez que el ano de Pablo estuvo bien húmedo, me incorporé y coloqué mi pene a la entrada de su agujero, haciendo que su cuerpo se estremeciera nuevamente. Poco a poco empecé a empujar mi pene, con suavidad para no lastimarlo, pero Pablo parecía desesperado por recibirlo y se dedicaba a empujar hacia atrás para que mi pene entrara más rápido. No me costó ningún trabajo meterlo completamente, lo que quería decir que aquella no era la primera vez que alguien lo penetraba. Pablo realmente estaba lleno de sorpresas. Al ver que no le hacía ningún daño y que mi amigo se encontraba deseoso por sentirla toda, empecé a meter y a sacar mi pene con rapidez, aumentando mi ritmo a medida que los gemidos de Pablo ...
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