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En el bus intermunicipal
Fecha: 25/03/2022, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Diego, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Bueno. Aquí va un relato que no es fruto de la ficción. Los hechos sucedieron y fui protagonista. EL VIAJE DE REGRESO Fui profesor de adultos. Esto me daba la ocasión de interactuar con chicas de manera frecuente. Esta historia tiene que ver con una estudiante de la jornada nocturna. No era muy agraciada: era delgada, sus tetas eran de tamaño mediano y no tenía caderas muy pronunciadas. Pero algo en ella resultaba atractivo. El hecho es que nos hicimos amantes ocasionales. En cierta ocasión ella apartó una habitación en un club vacacional en tierra caliente, a dos horas de Bogotá. Apenas llegamos empezamos a beber cerveza y a tener un sexo delicioso. Una cosa que me gustaba con ella es que siempre me hacía terminar pajeándome mientras mi semen mojaba su cutis y estregaba mi verga sobre su rostro, tanto que el orgasmo era casi doloroso. A ella le gustaba que mi leche se secara sobre la piel de su rostro y decía que eso le mantenía terso el cutis. Ese día no fuimos a la piscina del club porque preferimos permanecer desnudos en la cama y tener sexo con la frecuencia que me permitía la juventud, ayudado por el licor. Así pasamos el día. Apenas si almorzamos. Ya sobre las 7 pm y ebrios, tomamos el bus de regreso. Yo vestía una pantaloneta y una camiseta tipo esqueleto y ella algo ligero también. El bus salió apenas con la mitad de pasajeros. Nos ubicamos en la última hilera de sillas que estaba a mayor altura que el resto. Casi todos los pasajeros iban adelnate y dormían o ...
... veían una película barata. El hecho es que, al poco rato de iniciar el viaje de regreso, ella me tocó de nuevo y el deseo resurgió con ímpetu. La besé en la boca y el cuello mientras masajeaba sus tetas y sentía endurecerse sus pezones. Metí mis manos para que el contacto fuera directo con la piel. Yo miraba de vez en cuando hacia los demás pasajeros pero no se daban cuenta. Mientras tanto ella acariciaba mi verga por encima de mi pantaloneta. La erección no tardó, más cuando ella metió sus manos hasta alcanzarla directamente. Entonces le quité la blusita y el sostén y le chupé las tetas deliciosas. La tendí en las sillas y le bajé el short y los cucos. Como podía ella me masturbaba. La sensación era muy curiosa porque sentía la caricia pero el licor y la jornada de sexo de todo el día me habían producido una resistencia sorprendente. Me arrodillé frente a las sillas y lamí sus labios y su botoncito de placer. Ella se agitaba y se arqueaba. Pronto sentí su orgasmo silencioso trepidar sobre mi boca. Enseguida ella me hizo sentar y ahora era ella quien se arrodillaba. Me hizo una mamada deliciosa como siempre, lamiendo mis huevas y mi verga desde la base hasta la punta, pasando por el frenillo. Su lengua daba vueltas alrededor de la cabeza. Luego metía ésta en su boca y la sacaba en repetidas ocasiones. De vez en cuando se tragaba toda la verga y yo veía cómo ésta desaparecía totalmente. Los pasajeros permanecían absortos frente al televisor o dormidos. Ya llevábamos más de ...