Tres chicas me desangran - Relatos Eróticos

Tres chicas me desangran

Los años en la universidad fueron tiempos locos: metidos en la política, estudiando historia, filosofía, literatura. La bohemia, en una palabra. Esa tarde los compañeros hombres se habían citado para jugar fútbol, algo que era poco usual en esas carreras. Yo no fui porque nunca fui bueno en deportes de conjunto. Me encontraba en una de las habitaciones de residencias universitarias con tres compañeras. Cuando nos invitaron al juego yo dije que iba a ir pero ellas rechazaron la idea y me instaron a quedarme. Yo me había bañado recién porque había trotado un rato, así que estaba en pantalón y el torso desnudo. Lucía extrajo un sobre pequeño con “perico” y lo dispuso para que lo consumiéramos. Así lo hicimos mientras hablábamos de cosas distintas. 
De un momento a otro la mano de Lucía me acarició la cabeza con un gesto entre maternal y sensual (ella era 4 años mayor y había estado casada). Seguíamos hablando cuando su mano bajó a mi cuello con mucha lentitud y suavidad. Era una sensación muy agradable para mí que tenía poca experiencia en el sexo. Diana y Sonia observaban de cerca con una leve sonrisa. “Muchachas, ayúdenme, que Diego no dice nada, ¿verdad, Diego?” dijo Lucía. Entonces ellas, sin prisa, acercaron sus manos y las tres acariciaron mi cuello, mis brazos, mi pecho y mi vientre. Yo permanecía tendido sobre la cama, inmóvil. Una de ellas acarició uno de mis pezones y la suave sensación que sentía hasta entonces dio paso a una muy fuerte. Mi piel se erizó y ellas lo ...

... notaron porque se rieron mientras se miraban. Entonces Sonia acarició mi otro pezón y la descarga se incrementó. Para entonces comencé a sentir estrecho el pantalón en la pelvis. La erección, que se había venido produciendo lentamente, se volvió poderosa con esas dos caricias. Ellas lo notaron porque volvieron a reír. Diana intentó quitarse la blusa pero Lucía la detuvo. “No tenemos tiempo para eso. En cualquier momento vuelven los muchachos”. Diana y Sonia siguieron acariciando mi pecho y mi vientre mientras observaban a Lucía que se incorporaba e iba a la parte de debajo de la cama. Ella sonreía. Por un momento las dos chicas dejaron de acariciarme esperando lo que Lucía iba a hacer. “No se detengan por mí”, les dijo. Se acercó y puso su mano sobre mi verga. “Uy”, exclamó. Ellas rieron. Lucía agarraba mi verga sobre el pantalón, la apretaba y simulaba pajearme. “Con confianza” les dijo mientras las miraba con picardía. La primera en obedecer fue Diana. Mientras ella tomaba mi verga, Lucía agarraba mis huevas. “Ahora le toca a Sonia”. Ella no tuvo más remedio y, viendo el ejemplo de las otras dos, tomó su turno en mi verga mientras Diana acariciaba mis huevas. Lucía se acercó a mí y me dio un beso húmedo, suave, lento y profundo mientras acariciaba mis pezones. Luego los lamió y los chupó. Enseguida me desabrochó el pantalón mientras Sonia y Diana miraban sorprendidas. Bajó mi pantalón y entre las tres me acariciaron el paquete. “Veamos qué tiene Diego” y de un tirón me quitó ...